El CAI Zaragoza madrugó para sumar una nueva victoria, hacer disfrutar a sus aficionados y dar un paso importante hacia el playoff. Tumbó al Bilbao Basket, al que apenas dejó opciones, en un partido serio y divertido al mismo tiempo, en el que el equipo defendió cuando hubo que defender, corrió cuando hubo de correr y sentenció cuando tuvo que sentenciar. Hubo muchos buenos momentos, también alguno no tan bueno, pero, sobre todo, hubo mucho trabajo, una labor constante para limar los aspectos sobresalientes del rival y hacer destacar los propios, una faena colectiva con nombres propios, un paso más en la consolidación de este CAI como un equipo reconocible y, por supuesto, ganador.

Cada vez son más los buenos minutos de juego del CAI Zaragoza, cada vez se parece más al equipo de juego vistoso, alegre y coral, que ha sido la seña de este club bajo la batuta de José Luis Abós. Ayer se vio a un grupo de jugadores comprometidos, esforzándose en cada acción, sin miedo a fallar. Dominaron los georgianos con un Sanikidze que dejó lo más espectacular para el último cuarto, brilló un día más Rudez, certero y seguro, jugó e hizo jugar Michael Roll, talento puro, dirigió, anotó, lideró Pedro Llompart. Cuatro jugadores superaron los diez puntos aontados, fue mejor el CAI en todos los apartados contables de las estadísticas y también en los intangibles. Así se lo reconoció la grada, con ovaciones individuales y un gran aplauso de agradecimiento final.

El equipo aragonés acudió puntual a la cita. Desde que el balón se puso en el aire se aplicó en una defensa intensa con la intención de que no aparecieran los mayores peligros del Bilbao Basket, sobre todo Mumbrú. Stenfasson salió de inicio para frenar a Pilepic, al que el CAI había sufrido ya en anteriores ocasiones. Claro que los rivales también suelen salir a ganar los partidos y los vizcaínos propusieron igualmente una defensa apremiante, lo que dio como resultado posesiones muy largas y un marcador goteando puntos.

EL DOMINIO El CAI fue quien menos tardó en encontrar su sitio mientras conseguía frenar en seco a su rival. Kavaliauskas inauguró el electrónico y esa fue la única canasta que anotó en juego el Bilbao Basket en los primeros diez minutos de juego. Dos puntos a los que solo pudo sumar otros dos de Germán Gabriel desde el tiro libre. Un parcial de 17-4 que marcó el partido porque obligó al conjunto de Rafa Pueyo a ir siempre a remolque, siempre contracorriente, a un mayor esfuerzo que su rival simplemente para volver a sentirse con capacidad de discutir el triunfo. Aunque lo consiguió, a la hora de la verdad no le alcanzaron las fuerzas. El CAI Zaragoza no le dejó.

Esos primeros diez minutos fueron una anomalía, ningún equipo puede permitirse más de un parcial de ese calibre, así que a partir de ese momento solo cabía esperar una normalización de los acontecimientos. El Bilbao mejoró sus números, comenzó a anotar con más facilidad y quiso imprimir un punto más de intensidad a su defensa. El marcador se equilibró aunque el CAI siempre lo gobernó (37-31 al descanso). En la segunda parte, Pueyo sacó a todos sus hombres fuera de la pintura y el CAI tuvo algún problema para defender los lanzamientos exteriores del Bilbao. Los cuatro triples que anotó salieron de dos de los grandes, Markota y Gabriel, y el equipo vizcaíno logró situarse a cuatro puntos (65-61) a falta de cuatro minutos. Esta vez no dudó el CAI. Un robo de Sanikidze que acabó en antideportiva de Gabriel, otro robo y el vuelo del georgiano para rematar la asistencia de Roll, y el triunfo quedó a buen recaudo en el casillero zaragozano. El décimo.