Seguramente una de las mejores cosas que pueden decirse del Casademont Zaragoza es que se parece a sí mismo. En las cuatro jornadas que ha disputado ha sido capaz de ganar jugando bien y muy bien, con el ritmo y la intensidad del pasado curso, pero también de jugar mal y perder y de hacerlo peor que su rival pero llevarse la victoria. Le faltaba esto último y lo hizo el sábado, ganar remontando y jugando mal. En Sevilla levantó 16 puntos en los últimos doce minutos de partido (de 51-35 a 69-71) cuando parecía que lo tenía todo perdido.

Una sensación conocida en el equipo de Porfirio Fisac. «En esta Liga 15, 16, 18, 20 puntos, son diferencias que se remontan, nos sucede a todos», explicó el técnico en la rueda de prensa posterior al partido. A todos puede ser, a su equipo seguro que le sucede, y más de una vez. Esta campaña es la primera ocasión porque la dos primeras jornadas ganó con suficiencia y en la tercera perdió con merecimiento. Pero el curso pasado protagonizó varias remontadas espectaculares, tanto en casa como fuera. Otra cosa que no ha cambiado en el equipo aragonés, que lo mismo le da jugar en el Príncipe Felipe que lejos de Zaragoza, su competitividad se mantiene intacta.

La remontada más impactante tuvo lugar en Andorra, donde el conjunto de Fisac fue capaz de superar 17 puntos de desventaja. A falta de 8.40 para el final perdía por 16 y terminó imponiéndose por 97-99 con un triple de Okoye desde una esquina y sobre la mismísma bocina, tanto que exigió revisión en el Instant Replay. En Lugo fue capaz de sobreponerse a 15 puntos de diferencia, y sin pívot al final, en los últimos 13 minutos para acabar ganando 82-86.

Quizá una de las más recordadas sea la que protagonizó ante el Unicaja, por la entidad del rival y porque se produjo en casa, para delirio de la grada. El Casademont, entonces Tecnyconta, entró nueve puntos abajo en el último cuarto y, cuando faltaban siete minutos, perdía por 12. Fue por detrás en el marcador hasta que una genial acción de Seibutis supuso un 2+1 que puso el 72-70 en el marcador. Quedaban 3 segundos para el final. Hubo más, contra el Tenerife remontó 11 puntos para ganar en la prórroga (102-93), contra el Baskonia en el segundo partido de playoffs pasó de un 49-57 al 76-69 definitivo, contra el Burgos caía por 68-77 a 6.34 del final y ganó 89-81, en Santiago de Compostela se impuso con un parcial final de 8-30 (84-91).

En Sevilla se sobrepuso a 16 puntos de desventaja en 12 minutos pero, sobre todo, a un mal partido con unos porcentajes de acierto paupérrimos hasta el último cuarto. Hizo un encuentro para perder pero fue capaz de volver a meterse en el partido y convertir el final en un cara o cruz que podía haber caído de cualquier lado. Lo resolvió San Miguel con un triple frontal a falta de tres segundos. Mantiene, pues, el Casademont una de sus grandes virtudes del curso pasado, creer y seguir trabajando y peleando hasta el final. Fisac ha hecho suyo el lema de Galdós, que Zaragoza no se rinde, y lo ha transmitido a los suyos. Y el Casademont ya tiene tres victorias en cuatro jornadas.