--Viene de una gran campaña. ¿Esperaba jugar tan bien?

--Mis expectativas conmigo mismo son muy altas, así que no fue una sorpresa para mí, pero para el resto de la gente sí lo fue. El del Gipuzkoa Basket fue un año para recordar.

--Ha dado su mejor nivel a los 33 años (ahora 34). ¿Qué ha aportado la edad a su juego?

--El mayor cambio es mi mentalidad. Antes intentaba hacer cosas que, no diré que no podía hacer, pero que no necesitaba hacer. Hacía el juego más difícil. El año pasado lo hice todo más sencillo y disfruté más.

--Jugó en Segunda en Portugal, en la LEB... Es un obrero del baloncesto. Ahora llega el premio.

--Mi lema es: el trabajo duro siempre deja sus frutos (hard work always pays off).

--Al dejar EEUU, fue a Portugal. Fue una decisión extraña.

--El baloncesto en Portugal no es de alto nivel. Cuando acabé la universidad no fui directamente al baloncesto profesional. Me tomé un tiempo para recuperarme de una lesión y tuve esta experiencia.

--Y más tarde fue a Corea. ¿Qué hace un americano jugando a baloncesto allí?

--De hecho, Corea fue una de las mejores experiencias que he tenido. El pabellón siempre estaba lleno, el baloncesto allí arrastra mucho.

--Ruiz Lorente ha dicho que usted tiene que ser un líder. ¿Está de acuerdo?

--Sí, quiero serlo. Todos los jugadores del equipo pueden serlo, pero quizá la diferencia es que yo tengo mucha experiencia y conocimiento del juego, así que para mí ser un líder es algo natural. Siempre lo he sido, nunca he seguido a nadie. Es parte de mi personalidad.

--Es un jugador muy versátil. Puede hacer de todo.

--He tenido grandes entrenadores en el pasado. Ellos me decían que el baloncesto es un juego de meter puntos y que para hacerlo tienes que ser capaz de anotar de diferentes maneras. Si el equipo necesita anotar al contraataque, puedo hacerlo; si necesita anotar con un pick and roll, también. Si necesita lanzamientos desde la esquina, también. Pero si el equipo no necesita que yo anote, está bien. Puedo rebotear y pasar.

--¿Qué le ha parecido el club en estos primeros días?

--Es muy profesional. El equipo es increíble. Lo importante para mí es que no hay grandes águilas en el equipo, todos tratamos de llegar a los mismos objetivos.

--Desde que estaba en Melilla, ya ha jugado varias veces en el Príncipe Felipe...

--Hay una atmósfera genial. Aquí la afición te apoya y te anima, pero si lo estás haciendo mal, te lo hace saber. Eso está muy bien.

--Hace dos años, en su etapa en Argentina, pensó en retirarse. ¿Qué pasó?

--Sí, lo pensé seriamente. Cuando llegué a Argentina, alguien entró en mi apartamento y robó ropa, dinero, zapatos, todo. Yo venía de Valladolid, donde había tenido problemas con el club, todavía hoy aún no no he recibido mi dinero. Se juntó todo. Pensé: 'el baloncesto ya no es para mí'. Perdí el sentimiento, ya no disfrutaba del juego.

--¿Qué le hizo recuperar la pasión por el baloncesto?

--Fue mi familia lo que me hizo recuperar el amor por este deporte. Cuando acabé la temporada en Valencia, volví a casa y desconecté del baloncesto. Por primera vez no toqué el balón durante un tiempo. Hablé con mi padre y con mi mujer. Hablamos de lo que me hacía amar el baloncesto. Puse las cosas en perspectiva y decidí que aún tenía mucho que darle a este deporte.

--¿La vida de un jugador de baloncesto puede llegar a saturar?

--Puede. Para algunas personas el baloncesto es su vida. Pero cuando yo juego a baloncesto, pienso en ayudar a otra gente, porque me he dado cuenta de que para muchos niños soy un modelo.

--Usted es un hombre cristiano, de valores firmes.

--Sí, soy un hombre de fe, creo mucho en mi religión, leo la Biblia diariamente. Es muy importante creer en un ser superior, cualquiera que sea la religión que practiques. A mí me guía y me ayuda a tener disciplina.

--Sito Alonso, aragonés de adopción, le entrenó el año pasado.

--Sito es una gran persona. Sin él no hubiera hecho la temporada que hice. Me ayudó mucho, sobre todo con mi mentalidad. Para mí el juego se ha convertido en algo mental.

--¿Está siguiendo el Mundial? ¿Cuál es su pronóstico?

--Que gana EEUU, por supuesto. Pero España está jugando un baloncesto muy bonito. Pau Gasol juega con una pasión que no le habíamos visto en los dos últimos años en la NBA.