Alfred Julbe se convirtió ayer en el tercer entrenador de la temporada del CAI Zaragoza. El técnico catalán sustituye en el cargo a Ranko Zeravica, que no continuará dentro del club, con la misión de reflotar al equipo y evitar su descenso de categoría. Si logra este objetivo, y si así lo creen necesario ambas partes, él será también el encargado de dirigir al conjunto aragonés en la próxima temporada. "Si la cosa sale bien tengo la opción de intentar devolver a Zaragoza deportivamente a la ACB. Me parece un objetivo atractivo viendo a las 10.000 personas del pabellón", comentó Julbe, acompañado de Pepe Arcega, director general del club, y Javier Loriente, presidente, en su presentación.

Pero para firmar esta prolongación, el barcelonés tiene ante si cinco encuentros de Liga LEB para darle la vuelta al juego del equipo, que ha perdido los últimos cuatro encuentros y los tres de la etapa Zeravica. "No hemos conseguido el cambio de resultados que pretendíamos con el cambio de Zeravica. Y el juego ha empeorado. Ante la Complutense fue caótico y nos hemos visto obligados a tomar la dolorosa decisión de cesar a Ranko", admitió Javier Loriente.

APAGAFUEGOS Por lo tanto, Julbe llega a Zaragoza, donde entrenó al Amway entre 1994 y 1996, encarnado en el papel de apagafuegos . En esta delicada situación, el club zaragozano ha entregado todo el poder en las manos del técnico catalán. Haciendo ya uso de esta condición, su primera medida ha sido instaurar los entrenamientos a puerta cerrada y el acceso limitado de la prensa, para que los jugadores se centren en salir del pozo donde se han metido. "No hay tiempo para que todo trascienda", explicó el catalán, que tuvo su primer contacto en una sesión tras finalizar la rueda de prensa.

Julbe deberá realizar además cambios en la pista. Su conocimiento de la plantilla es restringido --"he visto un par de vídeos", reconoció--, aunque coincidió con Murcia en el Amway y ha tenido que enfrentarse con algunos jugadores. El trabajo que le queda es contrarreloj, pero su primera preocupación es cambiar el sentimiento de desilusión del entorno. "Asocio mi prestigio al proyecto para intentar transformar el sentimiento de decepción que existe. Con mi actitud espero cambiar la de los jugadores", dijo el técnico.

El barcelonés reconoció que tuvo sus dudas para involucrarse en este reto. "Es una situación muy comprometida, pero el hecho de que sea Zaragoza me ha empujado a aceptar. En otro caso no lo habría hecho", declaró el catalán, que no negó la posibilidad de que haya un cambio en la plantilla.