Con nueve días de retraso, Lester Earl llegó por fin ayer por la mañana a Zaragoza procedente de los Estados Unidos, donde ha pasado unas largas vacaciones de Navidad. El pívot americano y Pepe Arcega, director general del club, mantendrán hoy una reunión en la que el CAI escuchará las explicaciones del jugador y, luego, decidirá sobre su futuro. "Sé que el club está enfadado. Yo también estoy enfadado conmigo mismo. Pero el CAI es mi equipo y quiero seguir aquí hasta el final de temporada", explicó Earl en conversación telefónica con este diario. Ajeno al enorme revuelo que su ausencia ha generado, nada más poner pie en la capital aragonesa, Earl preguntó por la hora a la que el equipo se entrenaba por la tarde, desconociendo que tenía que disputar un amistoso contra el Peñas en Huesca.

"He tenido muchos problemas. Mi pasaporte estaba caducado y varias circunstancias personales me han impedido venir antes a Zaragoza. Son cosas de la vida, que mañana (por hoy) explicaré a los dirigentes del club", añadió Earl, que en todo momento utilizó argumentos esquivos para razonar su retraso o buscarle una justificación. "No quiero decir mucho más hasta que todo esté aclarado, sólo que mi deseo es permanecer en el CAI", terminó el pívot estadounidense.

En el caso de que el club decida su continuidad porque Lester muestre un arrepentimiento sincero por su actitud, el jugador será castigado con dureza con una multa que sobrepasará los 12.000 euros. Pero que Earl vaya a volver a vestir la camiseta del CAI Zaragoza no es seguro. De hecho, el club ya había empezado a sondear con intensidad el mercado de pívots extranjeros ante la posible necesidad de tener que fichar un recambio para su juego interior.

LA BROMA La espantada de Lester, que prometió explicaciones más profundas "tras la reunión con el CAI", ha enturbiado un tanto el magnífico ambiente que se respira en el vestuario del equipo. La plantilla incluso ha inventado una broma sobre la ausencia de su compañero, al que durante todos estos días ha comparado con el muñeco Wally, el del jersey de rayas blancas y rojas, por la dificultad para conocer su paradero. En el mejor de los casos, si todo se soluciona, Lester Earl podría volver a ejercitarse con sus compañeros esta misma tarde.