Los ingenieros del CAI armaron una plantilla como un monoplaza de motor diesel, firme y consistente, sin alardes estelares pero de carrocería indestructible y a prueba de fallos ante la misión de llegar a la ACB. Los planteamientos iniciales apostaban por un puñado de especialistas que cosidos entre sí crearían un bloque campeón, calcando los planos que le valieron al Tenerife pocos meses atrás. A la máquina le costó arrancar lo suyo (10 jornadas), pero cuando calentó motores explotó con una productividad galopante (12 victorias seguidas y Copa del Príncipe de por medio) y añadió veracidad la palabra de sus creadores. Pero las derrotas (7 en los últimos 9 partidos) y el consiguiente bajón en la tabla (del liderato al sexto puesto) elevan en la actualidad la incógnita ante la cercanía de la hora de la verdad. El análisis riguroso del cronómetro refleja una realidad cambiante en el seno del equipo en esta fase negativa. La máquina ha perdido piezas, ya no es tan compacta, y, en concreto, tres jugadores (Mesa, Doblado y Lester Earl) han rebajado últimamente de forma considerable su tiempo de juego.

En los tres últimos partidos, Julbe ha minorado visiblemente la inclusión de Javi Mesa y Doblado en la rotación del equipo. En Melilla, en el resbalón más reciente, el técnico del CAI Zaragoza dejó sin jugar ni un instante al escolta y concedió únicamente cinco minutos al pívot granadino. Ambos han sido los sacrificados ante la llegada de dos jugadores que les han adelantado en la rotación (Lescano y Esmorís). El caso de Benito Doblado resulta más sangrante por la mayor amplitud entre el desfase del pasado y el presente. En los últimos tres partidos (Ourense, Huelva y Melilla), el de Lebrija ha promediado siete minutos sobre la pista, cuando venía jugando más de 20 hasta entonces. Antes de que el Bicho se lesionara en la final de la Copa del Príncipe, Doblado participaba como norma durante dos cuartos en cada aparición --contando que se perdió el partido de Inca por un esguince de tobillo--.

Vuelta a la normalidad

Menos evidente resulta el descenso de minutos que Javi Mesa ha sufrido en los últimos tiempos. Su alto nivel competitivo ("No vengo a ser el cuarto pívot", dijo en su presentación) y la lesión de Murcia le catapultaron a un alto protagonismo en la racha positiva. Durante las doce victorias consecutivas, el granadino rondó los 19 minutos en juego, mientras que antes (hasta la jornada 10) su visita al parqué se limitaba a un solo parcial. Esta pauta inferior ha sido recuperada en los últimos tres partidos, en los que Javi Mesa ha sido relegado a un papel más secundario (9 minutos de media).

La tercera pieza suelta en el engranaje es Lester. El suspense sobre su continuidad, intensificado en las últimas semanas con los movimientos del club en el mercado, queda plasmado en su aportación en el equipo. Hasta Ourense, el de Kansas aseguraba 28 minutos de juego, ahora ha rebajado su jornada laboral en 8 minutos.