Nada es imposible para el Tecnyconta Zaragoza. Nada. El equipo aragonés va de remontada en remontada, cada victoria es más increíble que la anterior y ya lleva dos triunfos de ventaja sobre el noveno clasificado. Lo volvió a hacer en Andorra (97-99) en un partido en el que nadie hubiera apostado por el triunfo aragonés, en el que lo tuvo perdido casi siempre, en el que no jugó bien, en el que llegó a perder por 17 puntos. Le da igual. En una mezcla indescriptible de fe y tozudez, el Tecnyconta no deja de creer, siempre ve una puerta abierta. Ayer se coló con la decisión de Seibutis en el último cuarto, infalible desde el tiro libre, y con un nuevo milagro de San Okoye: un triple literalmente sobre la bocina, desde una esquina, con un jugador encima, con el balón saliendo de su mano milésimas de segundo antes de que terminara el partido.

Es la quinta vez que Okoye da el triunfo de manera directa a su equipo, lo que le convierte ya sin discusión en el fichaje más rentable de este curso. Lo hizo en Tenerife, repitió ante el Gran Canaria, insistió ante el Murcia, deslumbró ante el Unicaja. En Andorra estuvo discreto, con doce puntos y dos triples, por debajo de su media. Incluso tuvo la penúltima posesión, con uno de desventaja (97-96) y ocho segundos por delante, pero se resbaló en la pintura y la lucha por el balón dejó la pelota para el Tecnyconta y 1,1 segundos por delante. Suficiente para recibir, dar un paso, levantarse en carrera, y clavar el triple de la temporada. Los árbitros tuvieron que revisarlo en el Instant Replay porque la acción era justísima, cuestión de milésimas, pero la dieron válida. No obstante, si Okoye es el hombre milagro es porque el Tecnyconta es el equipo de la fe.

Los partidos del equipo aragonés duran 40 minutos, ni un segundo menos. El equipo aragonés ha ganado ocho de diez finales apretados -solo se le escaparon ante Real Madrid y Barcelona- y se ha acostumbrado a vivir y a ganar en el alambre. Ayer volvió a superarse. A falta de 8.40 para el final del partido perdía por 16 puntos (78-62) después de 32 minutos de juego en los que sufrió en defensa, en los que no encontró a sus tiradores, en los que rotó a todos sus jugadores sin llegar a encontrarse a sí mismo en la pista. El partido se le escapaba irremediablemente. Los únicos que no pensaron así fueron los jugadores del Tecnyconta.

El último cuarto fue la locura habitual. El empuje de Seibutis y un cambio de defensa a individual en plena remontada permitieron al Tecnyconta ir recortando paulatinamente esa distancia que parecía definitiva y las tornas fueron cambiando. Lo que antes era acierto fácil del Andorra empezaron a ser fallos y dudas. Donde había errores y malas decisiones en ataque, empezó a haber puntos y puntos para los aragoneses. Nada menos que 39 hizo el Tecnyconta en los últimos diez minutos. Aun así, el Andorra ganaba por 96-89 a 1.01 del final. En 61 segundos el parcial fue de 1-10. Una locura.

LA FE

Un final imposible de presagiar, en el que solo creyeron los jugadores aragoneses. La falta de acierto de ambos marcó una primera parte de ritmo muy rápido pero repleta de pérdidas y errores. Con once pérdidas del Tecnyconta y once tiros de campo más del Andorra solo en la primera mitad, en cuanto los locales afinaron la puntería de tres gobernaron el marcador con cierta comodidad. Nada nuevo para el Tecnyconta, que vive cómodo dejando tirar al rival desde la larga distancia. El Andorra comenzó desacertado, pero lo compensó con el dominio del rebote ofensivo. El Tecnyconta no encontró la continuidad en su juego, acumuló balones perdidos y ataques desbaratados antes de tiempo.

Lo más esperado era el debut de Latavious Williams y este se produjo ya a 2.44 del final del primer cuarto. El estadounidense demostró estar recién aterrizado en el equipo y poco pudo ayudar a sus compañeros. En defensa Diagne le ganó la partida con facilidad y en ataque estuvo igual de acertado que el resto en esos primeros minutos: falló sus dos lanzamientos. No salió mucho más, menos de siete minutos, con un Justiz que se está creciendo en la pintura. No hizo falta su concurso. El Tecnyconta arrojó la convicción habitual, se puso manos a la obra cuando parecía que estaba todo decidido y logró una victoria que le permite seguir soñando. Ahora es séptimo y tiene dos victorias de ventaja sobre el noveno, aunque también un calendario complicado. Claro que para este equipo no hay imposibles. Menos con Okoye y sus milagros.