Aunque todavía no había llegado todo el mundo al pabellón, el momento más emotivo, el más esperado también, sucedió unos minutos antes del salto inicial. En la presentación de los equipos, el speaker del pabellón pudo nombrar de nuevo, con el número 25, a Henk Norel. Y la grada le ofreció un cálido aplauso, una prolongada bienvenida, que el pívot devolvió con una sonrisa en la cara. Los siete meses de espera, de trabajo individualizado, de recuperación en solitario, están llegando a su fin. El holandés regresó a una convocatoria del equipo siete meses después de romperse el ligamento de la rodilla --que lucía una protección-- y pasar por el quirófano. Ayer no jugó, pero el día en el que el Príncipe Felipe volverá a celebrar sus ganchos está cada vez más cerca.

Así, el único jugador que tuvo que ver el partido vestido de calle y tras la valla publicitaria fue Jon Stefansson, que apura también su fase de recuperación. El islandés confía en estar con el grupo de nuevo esta semana y el cuerpo técnico espera poder volver a contar con él ya como uno más a partir de la próxima. Toda ayuda es poca.