El estreno no era fácil. André Turner tiene 40 años pero mantiene unos movimientos, una velocidad y unas ganas de seguir jugando a este deporte que convierten a su defensor de turno en un coyote detrás del correcaminos. Fue imposible pararlo cuando jugó Galilea y fue imposible cuando lo hizo Roberto Núñez, que tuvo un debut gris con la camiseta rojilla. Salió a los 15 minutos de encuentro y enchufó un triple que acortaba la diferencia a dos puntos. En la siguiente jugada se jugó otro tiro de tres, lo falló --como hizo en tres ocasiones más-- pero Borja empató el encuentro.

Podía parecer entonces que el CAI, al fin, en el fichaje número 34 de su corta historia, había encontrado el base que necesitaba, pero Núñez tenía que pasar la prueba del algodón, porque en sus primeros minutos sobre la pista no estaba Turner enfrente. Con el norteamericano en la cancha, Núñez tuvo otro problema: sus compañeros dejaron de pasarle balones, lo que le hizo pasar desapercibido. Galilea volvió a tomar el timón en el tercer cuarto y, aunque Turner seguía haciendo de las suyas, el CAI se mantenía vivo, con opciones de victoria, con posibilidades de hacer las paces con la grada.

La actuación del exjugador del Bilbao no terminó ahí, aun cuando Galilea estaba aportando más cosas al equipo, porque Oscar Quintana le dio galones en el último cuarto para que liderara el posible triunfo local. En los tres primeros minutos del cuarto, la ventaja del Murcia se disparó hasta los nueve puntos --máxima del partido en ese momento-- y el CAI ya no apareció. En cuatro minutos, el cuadro local había dilapidado un encuentro que, si bien no había sido brillante, al menos podía haber ganado.

Roberto Núñez continuó en el quinteto rojillo hasta el final, compartiendo liderato de equipo con Matías Lescano, José Luis Galilea y Txemi Urtasun, pero sólo pudo capturar un rebote y fallar varios lanzamientos, que dejaron a su debut un ligero aroma a decepción. Apareció la palabra crisis en el entorno del CAI y el club recurrió a su solución para todo: fichar jugadores. Amparado por las normas de la competición, que permitirían cambiar de equipo cada semana, la entidad se ha hecho con los servicios de 33 jugadores en poco más de dos años. Todos venían a ascender, con la vitola de estrellas, pero, salvo Lescano y Ferrer, ninguno ha resultado lo suficientemente válido para lograrlo y han tenido que abandonar el CAI prematuramente.