Hoy viajan juntos a Las Palmas para disputar una Copa del Rey como entrenadores del CAI Zaragoza y enfrentarse al Real Madrid el viernes en los cuartos de final. Hace 25 años, el base Joaquín Ruiz Lorente lo hacía desde Livorno con el antiguo CAI y el alero Pep Cargol llegaba para defender el título con el Real Madrid enfrentándose en las semifinales con victoria para el zaragozano, que acabaría proclamándose campeón en la recientemente recordada final de Mark Davis contra el Joventut.

Ambos repasan su enfrentamiento y sus trayectorias con buen humor, con la distancia que da un cuarto de siglo. "Guardo unos recuerdos maravillosos de la Copa y de Las Palmas", señala el primer entrenador, que después jugó tres temporadas en las islas. Ruiz Lorente rememora aquel viaje inolvidable. "Fue una Copa extraordinaria porque nadie esperaba que acabáramos ganando, no éramos favoritos ni mucho menos. Además llegábamos de una serie de partidos perdidos, sobre todo el último en Italia que ya lo hemos recordado 28 veces. La unión del equipo hizo que fuéramos avanzando. La semifinal era complicada pero acabamos ganando por uno".

La historia, enfrente, era otra. "El entrenador era George Karl y había sido un año complicado para nosotros con el fallecimiento de Fernando Martín y cambios de jugadores americanos. El partido empezó mal, empezó dominando el CAI con mucha ventaja, se fue por 12 o 13 puntos y al final estuvo muy igualado. Incluso tuvo Biriukov la oportunidad de meter la última canasta y le pusieron un tapón entre Belostenny y Andreu", señala Cargol. Para el ayudante de Ruiz ese es un buen ejemplo de lo que es este torneo. "Las Copas tienen ese punto de que a un partido pueden pasar estas cosas". Y como otro claro ejemplo, su propia experiencia. "En el Madrid estuve diez años y jugamos la Copa los diez años, pero solo la ganamos dos veces. Una cosa es ir y otra ser capaces de llegar a la final y ganarla".

De ese encuentro de semifinales cuenta siempre Fernando Arcega la anécdota de un golpe con Pep Cargol que le costó once puntos de sutura en la ceja. "Le oí contar la anéctoda y la verdad es que no tenía un recuerdo claro, después busqué las imágenes. Fue una jugada en la que no hacíamos nada los dos ahí, era un contraataque de Joe Llorente y fue Fernando a ponerle un tapón, que no sé qué hacía Fernando intentando poner un tapón, y yo llegaba por detrás intentando asegurar la canasta. Total, que chocamos y en la caída le doy en la cara", explica.

Joaquín Ruiz era el segundo base del equipo, pero la reciente lesión de Pepe Arcega le dio más minutos en Las Palmas. "La verdad es que le quité el puesto, Pepe dice que estaba tocado pero le quité el puesto --dice entre risas--. Jugué minutos y estaba muy a gusto, me sentía muy a gusto porque jugando a baloncesto es donde eres feliz". "¿Metiste nueve, no?", le pregunta Cargol. "No me acuerdo, pero sí de la cantidad de asistencias que le di a Mark Davis, porque para mí entonces solo había un jugador que era Mark Davis, a los demás ni los veía, por eso Fernando está cabreado conmigo siempre... --sigue riendo Ruiz--. Al final fuimos alternando porque con tres partidos las rotaciones son fundamentales".

Jugadores diferentes

Sus caminos se cruzaron unas cuantas veces, en alguna ocasión incluso fuera de las pistas --"sin conocernos personalmente, pasamos una Nochevieja juntos en casa de un amigo común, Toñín Llorente", revela Ruiz--, así que se conocen bien. "No se sabía si era un tres o un cuatro... pero poco a poco se fue haciendo un nombre y llegó a hacer un partidazo contra Larry Bird", bromea el técnico sobre el mítico enfrentamiento entre el Real Madrid y los Celtics en 1988. "Fue un jugador que marcó una época en cuanto a estos treses altos que jugaban fuera de la pintura, de cara al aro. Gente como él y Fernando Arcega fueron los que dieron al baloncesto un impulso importante", dice ya en serio.

"Era un jugador listo, rápido, con mucha chispa, no tiraba, no metía una... --le devuelve la broma Cargol-- pero sí muy listo, muy agresivo a la hora de defender, a la hora de interpretar las ventajas, un base de los de solera, de los de antes, que controlaban el juego y que hacía un trabajo de director de juego. Ese tipo de bases hoy en día escasean". El juego ha cambiado. "Las defensas no eran tan intensas como ahora ni éramos tan físicos, el baloncesto en ese aspecto ha evolucionado mucho", explica Ruiz. Los jugadores han mejorado, la Copa ha ampliado su repercusión, pero hay cosas que se mantienen. "Al final eso es lo que hay alrededor pero, en esencia, al final es una cancha de baloncesto y dos equipos jugando", dice Cargol, ilusionado y expectante por volver a una Copa y estrenarse como entrenador.