Habría que hablar en términos de milagro, no tanto por la naturaleza del deporte, que sorprende con situaciones maravillosas y las mantiene en el tiempo; más por el peso de la realidad aplastante en el análisis del rival, al que muchos consideran el mejor Real Madrid de la historia. Son palabras mayores, seguro, sensaciones combinadas con la estadística que testimonia el predominio del equipo blanco en las canchas españolas, donde equipos de diferente pelaje han intentado robarle una victoria. Todos han fallado. La mayoría se ha quedado lejos, lejísimos. Ese es el reto del CAI: ser el primero en tumbar al gigante entre gigantes.

La fórmula para abatir al Real Madrid se encuentra en la perfección, o muy cerca. Hasta ahora, todos han quedado aplastados por el incontenible baloncesto del equipo blanco, capaz de armonizarse al ritmo de vals del Chacho Rodríguez o de rocanrolear con Llull. Todo vale, todo sirve, todo le sale a este Madrid que, pese a su exuberancia, no es invencible. Esa derrota de la Euroliga en Moscú demuestra que, a un partido, una vez, se le puede meter mano. Lo sabe José Luis Abós, casi flemático a la hora de analizar el choque. "99 a 1 estarán las apuestas, por darnos algo a favor", dijo el técnico del CAI, consciente de que pueden jugar sin ninguna presión y del carácter indomable de su equipo, que se ha sobrepuesto en las últimas semanas a una campaña empeñada a ratos en torcerse.

Por esa única e improbable posibilidad luchará la escuadra rojilla. Cuestión de creer, de fe. Hay que aguantar en el partido, agarrarse al marcador, y tratar que el Real Madrid no lo acerque a los 100 puntos. En esas cifras, ni siquiera una opción se le daría al CAI, que dependerá otra vez de su inspiración en el tiro exterior. Si Llompart, Rudez, Stefansson y compañía están inspirados en el lanzamiento desde 6,75, el marcador rojillo se multiplicará. Queda por saber hasta dónde puede llegar, y queda la incógnita de Michael Roll, lesionado en un dedo de la mano cuando el partido ante el Unicaja ya estaba ganado. Pareció peor, la verdad. Quedó en luxación, solo, confirmada ayer por la tarde mediante una placa.

NOREL, POR SI ACASO Se puede deducir que la última palabra será suya. Tendrá molestias, pero el partido es el que es y la inflamación esperada en la noche del jueves no fue tal por la mañana. Si el californiano no jugase, se abriría espacio para Norel, con lo que posiblemente se redefinirían algunos roles en determinadas circunstancias ya que al equipo solo le quedarían tres hombres por fuera, bases aparte.

Por lo demás, al CAI Zaragoza le queda confiar en que el Real Madrid no sea el mejor de la historia. Así lo califican algunos seguidores blancos, que han terminado por entregarse ante la abrumadora máquina de baloncesto que ha compuesto Pablo Laso. Mitos madridistas intocables como Lolo Sáinz o Pedro Ferrándiz han pasado a segunda fila. Se habla del equipo de Pablo Laso, y se habla como equipo. Ante el Gran Canaria, Mirotic, Reyes y Rudy Fernández se fueron por encima de 20 de valoración. ¿Es indicativo? No tiene por qué. El Madrid, por ejemplo, le ganó al CAI los últimos encuentros asfixiándole con una defensa que alejó a los aragoneses del aro. Y el brillo individual, además, también va corriendo turnos, por decirlo así.

Al CAI, en todo caso, le quedará el orgullo intacto en su intento por rememorar a aquel otro CAI del 90, valiente y noble como el actual, que desplomó al Real Madrid en esta ronda antes de que Mark Davis se disfrazara de Jordan con 44 puntos en aquella final de Las Palmas.

Entonces no estaba aún Laso, que le ha ganado a Abós 14 de los 16 enfrentamientos entre ellos, ya fuese en la LEB, ya en la ACB. ¿Cuáles ganó el zaragozano? Curiosamente, el primero en cada categoría. Hoy es el primero en la Copa del Rey. A ver.