El CAI Zaragoza perdió el partido, el average y una magnífica oportunidad de dar el salto definitivo a la pelea por la cuarta plaza. La falta de intensidad, de energía, y, como consecuencia, de acierto, apartó al equipo aragonés del triunfo ante un sólido y seguro FIATC Joventut en un encuentro en el que nunca se sintió cómodo, del que salió poco a poco para quedarse fuera definitivamente demasiado pronto y sin respuestas. No estuvo a la altura de las circunstancias el CAI, que tenía ante sí la ocasión de agarrar virtualmente el playoff y que ahora tendrá que seguir peleando con un calendario poco favorable.

El partido salió raro desde el inicio. Guillem Vives, el base de 21 años de la Penya, anotó como quiso seis puntos en el parcial de 8-0 con el que arrancó el partido ante un aturdido CAI. No quería el equipo aragonés que su rival dispusiera de sus habitualmente numerosos lanzamientos de tres y lo consiguió en el primer cuarto, pero el CAI dio malos síntomas en ataque en todo momento. No pudo hacer su juego habitual, Tabu no fue el de hace una semana, Sanikidze debía de tener el motor averiado porque tampoco voló como ante el Barcelona, y el equipo no encontró lanzamientos cómodos desde fuera. Norel tuvo una dura pelea con Miralles y Savané de la que rara vez salió vencedor. El primer punto del pívot en el partido llegó en el minuto 29, cuando la diferencia en el marcador ya brincaba por encima de los 20 puntos.

Sin aportación de la pintura, los tiros exteriores no fueron todo lo buenos que podían ser. Tampoco hubo excesiva concentración en el rebote, lo que restó opciones al CAI y permitió correr al Joventut. La defensa aragonesa no fue la de otros días y así, poco a poco, el Joventut fue encontrando su juego, sus señas de identidad, su lugar en el partido, mientras el CAI se sentía cada vez más lejos, cada vez más desenchufado, hasta rondar la peor derrota de su andadura en la ACB en un final agónico en el que los jugadores aragoneses no veían el momento de que el cronómetro llegara a los 40 minutos finales.

Los problemas en ataque fueron una constante. Durante el tramo en el que puede considerarse que el partido estuvo en juego, tan solo cuatro jugadores del CAI lograron anotar y no con la brillantez habitual. Producir puntos parecía una tortura para un conjunto anotador como el aragonés y en defensa tampoco encontró la manera de frenar a su oponente. Ni en individual, ni en zona. Y menos cuando el Joventut encontró al fin el acierto desde los 6,75. Así, el marcador no hacía más que ampliarse a favor de los locales, que mantienen intactas sus opciones de alcanzar el playoff y se acercan al CAI en la clasificación.

PITOS PARA TOMÁS El regreso de Pere Tomás al Olímpico de Badalona resultó intrascendente en el plano deportivo pero dejó el sonido de los pitos que recibió el exjugador de la Penya. La afición le reprochó así su salida, forzada el pasado verano cuando tenía contrato en vigor, en el primer regreso a la que había sido su casa durante los últimos diez años. Los problemas médicos y físicos de Llompart y Stefansson, respectivamente, durante la pasada semana, no ayudaron tampoco al CAI, en el que nada funcionó como es costumbre. Con el partido ya roto, sin orden ni concierto, el técnico dio la oportunidad a Javier Marín, que volvió así a tener minutos de competición después de sufrir una fractura en la muñeca hace unos meses. Nada cambió, nada podía cambiar ya. El Joventut quisó más, puso más ganas, y se llevó con justicia y autoridad el duelo ante un rival directo. El CAI Zaragoza tendrá que seguir trabajando y haciendo camino hacia los ansiados playoffs.