La comparación entre las dos últimas plantillas del CAI queda distorsionada por múltiples diferencias. Apenas quedan un par de jugadores del ciclo anterior (Ferrer y Lescano), los planos de construcción del equipo han sido invertidos y los cánones tácticos de los técnicos circulan por direcciones opuestas. La máquina de especialistas LEB del anárquico Julbe diverge del conglomerado de exACB del sistemático Quintana. Sin embargo, con doce jornadas de vida, ambos proyectos caminan sobre carriles paralelos, de irregular inicio y progresión tardía pero prometedora.

El primer síntoma de la clonación lo desvela la clasificación. Han llegado a la duodécima fecha con el mismo bagaje, empatados a victorias y derrotas (6-6), un guarismo exiguo para las cualidades y exigencias del club y la afición de Zaragoza. Con estos números gemelos, este año el CAI es octavo, está en zona playoff , pero hace un año se conformaba con el noveno escalón. Este dato choca con otro más revelador. Mientras los de Quintana se ven separados por un espacio de cuatro triunfos --han estado a un máximo de cinco-- de los líderes Menorca y Fuenlabrada, en su momento, el equipo de Julbe sólo tenía que remontar tres con respecto al Bilbao y La Palma.

Con la soga al cuello

Esta visión decepcionante no puede ocultar el giro hacia la reacción que protagoniza el actual CAI con tres victorias seguidas --La Palma, Menorca y Los Barrios--. Este cambio coincide casi en el tiempo con la explosión que experimentó la plantilla de Julbe y que le llevó a una racha de 12 triunfos, ganar la Copa Príncipe y ser líder seis jornadas seguidas --de la 18 a la 23--. Esa dirección es la que se persigue ahora y se intuye con la mejora actual.

Otra similitud está en el contexto en el que se produce la revolución de los resultados. En ambos casos, la plantilla sirvió de salvavidas a su técnico y lo hizo ante rivales de gran altura y en casa. Como le pasó a Quintana hace dos jornadas tras la victoria del CAI frente al colíder Menorca (83-75), Julbe tenía la soga al cuello en la undécima jornada cuando el León, que finalmente sería semifinalista, visitó Zaragoza. El juicio al catalán fue silenciado tras ese éxito (78-75) y se comenzó una gira por Los Barrios y Ourense (la misma que ahora se repite) en la que se obraron los primeros triunfos a domicilio, gran losa de ese equipo. La inclusión de un base de refuerzo, como ocurrió con Oscar González y ahora con Núñez, es otro rasgo coincidente.

Con todo, el mayor lazo de unión es la obligación del ascenso a la ACB. Julbe se quedó en Granada a 40 minutos de cumplirlo. Oscar Quintana está dejando un rastro parecido, pero quiere que su final sea más feliz.