Dicen que todo comenzó aquella noche de Navidad en Badalona, cuando se agotaba un 2016 que parecía prometer un futuro mejor, incluso de playoff. Aquella noche frente al Joventut, el Tecnyconta fue el insoportable equipo que luego se repetiría. Dejó tantas dudas que casi cien días después no ha levantado cabeza, sembrando desconfianza y recogiendo perplejidad. Las dos victorias en la segunda vuelta, muestra evidente de su prolongada crisis, le han conducido irremediablemente a las peores posiciones de la Liga ACB. En su historia reciente solo había pasado 8 segundos en puestos de descenso, claro que fueron los más inoportunos.

Aquellos instantes últimos del partido frente al Murcia en mayo del 2009 mandaron al equipo a la LEB después de haber sumado solo ocho victorias durante la competición. No fueron fáciles de olvidar esos momentos. El Basket Zaragoza 2002 había subido unos meses antes en su sexto intento y casi nadie esperaba que el proyecto se estrellara la temporada de su estreno.

El calendario y su deriva de juego y resultados le avisan ahora con más tiempo. Se entendió hace días que esta circunstancia podía suceder. Fue lo que llevó al club a sustituir a Andreu Casadevall por Luis Guil en el banquillo. Dejó a medias la revolución, con la plantilla recortada al eliminar a Stephen Holt. Se dio a entender la llegada de un pívot que fortaleciese el juego interior, pero la contratación nunca se produjo y el Tecnyconta fue decayendo en fuerza, personalidad y acierto. Solo hubo un amago de reacción el día del estreno del nuevo entrenador en el Príncipe Felipe ante el Obradoiro, con un triunfo convincente (85-59).

Las tres derrotas consecutivas posteriores, incluido el bochorno ante el Gran Canaria, han puesto al equipo ante los ojos de la realidad. Decía recientemente Salva Guardia, director técnico del club rojillo, que tres victorias aseguran la permanencia. No parecerían tantas a simple vista, son una enormidad visto el calendario. Al Tecnyconta le restan seis jornadas por jugar, pero en dos de ellas se debe enfrentar a Real Madrid y Barcelona, precisamente el próximo rival. Si se descartan por lógica estas dos posibilidades, el cuadro de Guil debería sumar tres triunfos en los cuatro partidos restantes. Un dato despierta el miedo: solo ha sido capaz de conseguir dos victorias en las diez últimas jornadas.

El calendario le presenta en primer lugar al Barcelona en el Palau Blaugrana este domingo. Una semana después, el Domingo de Resurrección, el Tecnyconta juega «la final de la Copa de Europa», en palabras de su director técnico, ante el Joventut. Necesita ganar ineludiblemente, si es posible por más de 4 puntos para embolsarse el basketaverage. Un error esa tarde sería funesto, tanto como en las dos últimas jornadas. Entonces visitará al Manresa, en teoría descendido, y recibirá al Estudiantes, que conduce su temporada hacia una zona de nadie. A partir de ahí quedan las cuentas particulares entre los cuatro que se jugarán la otra plaza de descenso. El Tecnyconta tiene ganado el basketaverage con el Obradoiro y perdido con el Betis. No hay más que contar. Este año desaparecerá el canon ACB, así que, en principio, no habrá lugar para milagros estivales.