Vuelta a la normalidad. Más o menos. El Casademont Zaragoza regresa a un Príncipe Felipe vacío para disputar la cuarta jornada de Liga, aplazada unos días por la disputa de la final de la Champions. Y le toca recibir, precisamente, al campeón del torneo continental, el San Pablo Burgos (20.45 horas). Un capricho del destino, del calendario en este caso, para recordarle lo que pudo ser y no fue, lo que es hacer historia y competir una fase final. Claro que lo importante ahora es cómo se rehaga el equipo aragonés y se comporte en la Liga Endesa, donde busca su segunda victoria, la segunda seguida en casa tras vencer al Gran Canaria.

La experiencia en Atenas no fue buena para el Casademont y, además, ha perdido efectivos por el camino. No jugará Sulaimon, a la espera de un diagnóstico exacto de sus problemas musculares, y será duda hasta el final Triggvy Hlinason por su esguince de tobillo. Más problemas para Diego Ocampo, que se verá obligado a agitar de nuevo al equipo, mover jugadores de sitio y buscar soluciones sobre la marcha. A la falta de un base se suma ahora la debilidad interior si no puede jugar el pívot islandés. Justiz continúa de baja. Además, Krejci va a ser operado de su rodilla en los próximos días.

A todo eso deberá sobreponerse el Casademont para competir ante un San Pablo Burgos que ya ha pasado la resaca por las celebraciones y que ha comenzado la temporada muy sólido en su juego pese a las novedades en su plantilla. En Liga ha ganado dos de sus tres encuentros y, en la final a ocho, ganó al Jerusalem, al Dijon y al AEK de Atenas para proclamarse campeón y llevarse un millón de euros. Ganar al equipo burgalés supondría una inyección de tranquilidad para un equipo que en los partidos oficiales ha dejado atrás las buenas sensaciones del verano.

El inicio de temporada ha sido muy exigente, con seis partidos en catorce días y el equipo de Diego Ocampo solo ha estado realmente bien en uno, frente al Tenerife en Atenas. También es cierto que ante ese mismo rival pudo ganar en Liga, forzando una prórroga, y que reaccionó a tiempo para superar al Gran Canaria después de una mala primera mitad. El equipo aragonés necesita una mayor continuidad en su juego y tranquilidad cuando las cosas no le salen bien en lugar de acelerar aún más y precipitarse en un ataque desordenado. Y entrar mejor a los partidos de lo que lo ha hecho hasta ahora.

EN CASA / Además, no le queda más remedio que ir corrigiendo cosas sobre la marcha y en plena competición porque se le acumulan los partidos. Este jueves recibe al Burgos y pasado mañana debe viajar a San Sebastián a disputar uno de esos encuentros que cabe exigir como victoria a un proyecto como el del Casademont. Esta noche lo que se le va a pedir al equipo de Ocampo es que se haga fuerte en casa, aunque sea una casa vacía y sin ayuda de la grada.

No tendrá fácil superar a un Burgos que continúa en línea ascendente. La llegada de Joan Peñarroya al banquillo ha terminado de impulsar a un proyecto con un amplio apoyo social que no ha parado de dar pasos al frente. El curso pasado alcanzó las semifinales de la Liga Endesa en el formato final que se disputó en Valencia y llegó a la final a ocho de la Champions después de empezar desde la ronda previa de clasificación. En Atenas ha brillado conquistando el primer trofeo de su historia. Tras varios intentos frustrados enlos despachos, llegó a la ACB en el 2017. Tres años después tiene un título en sus vitrinas.

Este verano cambió seis piezas. Perdió efectivos importantes pero ha sabido rehacer y conjuntar el equipo a tiempo. Se marcharon Javi Vega, Ferrán Basas, Augusto Lima, Dragan Apic, Bruno Fitipaldo y Pablo Aguilar, que estuvo solo en la fase final. Para reforzar el base llegaron el veterano Omar Cook y Alex Renfroe. Por fuera incorporó a un español de calidad como Xavi Rabaseda y, por dentro, el ala-pívot Ken Horton y los pívots Dejan Kravic y Jordan Sakho. Horton ha comenzado como el máximo anotador del equipo con 16 puntos de media en los tres partidos jugados. Le siguen McFaden con 15, Benite con 12,7 y Kravic con 10,3. El rebote es cosa de Kravic (6,3), Rivero (5) y Horton (3,3), mientras que Cook reparte 6,7 asistencias y, Renfroe, 5,3. El Casademont tendrá que hacer muchas cosas bien para ganar.