La segunda etapa deportiva de Fran Murcia en Zaragoza puede cerrarse de manera traumática. El CAI está ya estudiando adoptar medidas disciplinarias duras, que incluso podrían llegar al despido del jugador, después de que el ala-pívot acudiera ayer a su médico de cabecera para cogerse la baja por la Seguridad Social por enfermedad común sin comunicarle al club, del que recibió el alta a final de enero, la causa de su decisión, según afirmaron a este diario fuentes cercanas al caso. Todo ello sucedió el mismo día en el que Fran Murcia rechazó la última oferta del CAI para la rescisión de su contrato, que acaba al final de la temporada 2004-2005.

El desenlace del culebrón Murcia , que no ha vuelto a jugar desde su operación de rodilla el 4 de diciembre del 2003, empezó a tomar cuerpo a principios de este mes, cuando el ala-pívot comunicó al CAI su deseo de retirarse del baloncesto e inició, a través de su agente (Gorka Arrinda), una etapa de negociaciones económicas. Murcia, de 33 años, pretende cobrar lo que resta de esta temporada y el valor íntegro de la cláusula por la que el CAI y él podrían pactar una salida al final de esta campaña. El club quiere negociar esa cláusula, pero el ala-pívot se niega.

Fran Murcia, que es el jugador nacional mejor pagado de la LEB (más de 108.000 euros por temporada, 18 millones de pesetas), pasó por el quirófano hace casi tres meses para tratar de solucionar la inflamación del cartílago de su rodilla izquierda que, según su versión, le provocaba intensos dolores que le impedían incluso andar con normalidad.

VUELTA FICTICIA El jugador recibió el alta médica al final de enero pero, después de trabajar dos días con el equipo, adujo que había vuelto a sentir los mismos dolores para dejar los entrenamientos y proseguir su recuperación de forma individual. Murcia tiene el alta médica del club desde antes de la celebración de la Copa Príncipe (31 de enero y 1 de febrero) y, ayer, intuyendo la crispación de la situación, acudió a su médico de cabecera para coger la baja por la Seguridad Social.

La decisión de dejar el baloncesto ronda por la cabeza del ala-pívot desde las Navidades, tal como informó este diario en su edición del 15 de enero después de que él mismo lo hiciera saber en su círculo más próximo de amistades. Luego, Murcia se lo comunicó al club a principios de febrero. Su objetivo era lograr una salida amistosa y cordial para no dañar su imagen entre la afición. Sin embargo, sus pretensiones económicas para sellar la rescisión del contrato se valoran como inaceptables en el club, que tomará medidas contra él e incluso estudia la opción de despedirlo por su comportamiento de ayer.

"MI CORAZON ME LO PIDE" Fran Murcia llegó al CAI en diciembre del 2002 procedente del Canarias de la ACB. "Mi corazón me exige volver a Zaragoza", dijo entonces. Desde su llegada, en la que fue recibido con los brazos abiertos y un enorme cariño, hasta ahora, su relación con la grada se ha deteriorado profundamente. La afición no comprende la actitud de uno de los que fueron sus hijos pródigos . El primer síntoma palpable del divorcio se vivió el 8 de noviembre en el partido contra el Aracena, cuando Murcia escuchó gritos de Mesa, Mesa cada vez que tocaba la pelota. "Es una humillación que no entiendo. Ha sido insultante. Se me criticó como persona. No me lo puedo creer", afirmó Murcia. Una semana después, la afición lo indultó con aplausos.

Y, desde entonces, no ha vuelto a vestirse de corto. Ni se le esperaba, dado que él ya había hecho oficial al club su deseo de dejar las pistas. El único problema, y por el que la situación se ha agravado, es que el jugador quiere hacer valer de manera tajante sus derechos por el contrato que firmó. "Deseo no defraudar a nadie: ni a los técnicos ni a la afición", dijo en su presentación. Hoy está muy cerca de salir por la puerta de atrás.