Para algunos jugadores hubiera sido suficiente estar ahí. Demostrar que el maldito tobillo izquierdo ya no le impide jugar de nuevo en la ACB. Llegar a 300 partidos en la máxima competición después de casi dos años en blanco. Pero no para Nacho Martín. Para el vallisoletano todo eso no era un fin sino un nuevo principio, una forma de reinventarse y reivindicarse, de seguir disfrutando del baloncesto, de volver a sentirse útil e importante en un equipo. Lo está siendo en el Tecnyconta Zaragoza, con el que el sábado firmó un partido soberbio para que el equipo conquistara en Santiago de Compostela su decimocuarta victoria de la temporada.

Lo hizo con unos números magníficos, 29 puntos (6/10 en triples), 7 rebotes, 3 asistencias, 34 de valoración. Se quedó a un solo punto de su tope en la ACB (los 30 que logró en la jornada 3 de la campaña 2013-14 en un Bilbao-Gran Canaria), pero son las mejores estadísticas que ha firmado este curso y tras su lesión. Más allá de los números, su trabajo para la victoria del equipo fue fundamental, desatascando el ataque con varios triples de mérito y contribuyendo también con un buen trabajo defensivo.

Para coronar su actuación y la victoria, Nacho Martín conquistó el MVP de la jornada. Algo que no sucedía desde hacía seis años, cuando vestía la camiseta del Valladolid. Esa temporada logró ser en dos ocasiones el mejor de la jornada (17 y 27) y fue también el MVP del mes de marzo. Al final de la temporada recibió el premio Actitud Azul. En esta ocasión lo ha logrado con 34 créditos de valoración. De esta manera, Nacho Martín se convierte en el tercer jugador del Tecnyconta Zaragoza que logra este reconocimiento individual y el decimosegundo que lo consigue en toda la historia del club. El primero de este curso fue Bo McCalebb y después lo consiguió dos veces Stan Okoye, la última de ellas la semana pasada.

«Es una alegría, no lo voy a negar, pero más que contento por el MVP estoy contento por la buena racha que lleva el equipo. Llevamos tres victorias consecutivas y creo que estamos jugando a muy buen nivel, así que creo que el MVP se debería quedar como en una anécdota y lo que más contento estoy es por el rumbo que está cogiendo el equipo», declaró el propio Nacho Martín, que también desveló que pasó muy mal las tres noches anteriores al partido por un problema de garganta que le impedía comer y beber, pero se recuperó gracias a los médicos.

El mérito de Nacho Martín es haber vuelto cuando todos le habían dado por acabado. Todos menos él, claro. Su tobillo izquierdo le obligó a pasar dos veces por el quirófano y estuvo dos años fuera de la ACB. Muchos meses de incertidumbre, de dolor, de inactividad, de pensar si no tendría que dejar el baloncesto profesional. En los que el teléfono dejó de sonar. Los clubs ya no se interesaban por él después de haber sido una pieza codiciada, un nacional consolidado, un jugador de equipo. Hasta que a mitad de la temporada pasada le llamó Manresa, en la LEB Oro. Allí terminó la temporada y ascendió a la ACB.

Entonces volvió a cruzarse en su camino Zaragoza, club donde ya había estado en la temporada 2009-10, en LEB Oro, y Porfirio Fisac, a quien admira y respeta como uno de los mejores entrenadores que, dice, ha tenido nunca. Se fue de Zaragoza como una de esas promesas que no terminan de explotar y fue en su Valladolid natal, y de la mano de Porfirio Fisac, donde todo cambió. Decidió que no iba a ser solo ese jugador que pone bloqueos sino que quería ser importante, anotador, decidido, un coloso atrás.

Lo consiguió y destacó en Valladolid, Gran Canaria, Estudiantes y Andorra. Hasta la maldita lesión. Pero aquí está de nuevo Nacho Martín. Mucho más maduro, más veterano, más importante. En la pista se reparte los minutos con Radovic en el cuatro o hace de pívot cuando Fisac apuesta por el small ball. En el vestuario su veteranía es un grado y su personalidad le hace ser respetado y querido. Los más jóvenes le admiran y él ha tomado bajo su manto a los Alocén, Barreiro y Martí, con los que comparte también tiempo fuera de la cancha. Nacho Martín suma dentro y fuera.