Son los grandes tapados de la eliminatoria, esa ilustre escopeta que Julbe y Valdeolmillos guardan en el trastero cargada con balas de oro, dispuesta a ser utilizada de nuevo. A Lescano y a Rueda, el Día D (viernes, 21.00) no les llega en su mejor momento. La luz de su estrella se ha difuminado en el playoff . Sí, pero sería un error mortal no contar con ellos en el plan de ataque a la cumbre ACB. Uno, el argentino, lleva tiempo intentando atrapar sin suerte aquel brillante recuerdo de lo que llegó a ser no hace tiempo; el otro, el malagueño, se ha encasillado en la humildad del llamado sexto hombre tras el desembarco de Silas Mills en el quinteto del Cebé .

Ambos protagonizarán un duelo sordo cuya onda expansiva será terrorífica para la solución final de una eliminatoria crucial. Cuando aparecen, si están acertados, sus equipos mejoran con claridad. En Granada preocupa Lescano ("Es un gran jugador. Me sorprendió cómo se acopló a la Liga", apunta Rueda) y en Zaragoza ya le han puesto una equis a Rueda en la espalda. Por algo se le quiso, pero él tomó las de Villadiego en verano, con todo hecho, y se fugó al cobijo de Sierra Nevada. Esta escapada, dejar plantado al CAI para irse con el Granada, le otorga el papel de malo malísimo en la película de la serie cuando el escenario sea el Príncipe Felipe. "Entiendo que mucha gente se sintiera decepcionada. Veo normal que el público del CAI reaccione, pero no por eso me voy a sentir más herido o motivado. Ya tengo suficiente con pensar que me estoy jugando el ascenso y lo hago en un lugar tan especial como el Príncipe Felipe. No hay que buscarle tres pies al gato", explica el escolta andaluz.

EL HOMBRE TRANQUILO Quien sabe, es hablar por hablar, pero si Rueda hubiera dicho sí en verano, el CAI no hubiera tenido que embarcar a Argentina a reclamar los servicios de Lescano. "No tengo un pique especial con él. Para nada. Voy a jugar intenso parar aportar muchas cosas al equipo. Si no anoto, defenderé duro para anular a los atacantes del Granada. Estoy tranquilo y te aseguro que voy a hacer buenos partidos", asegura el ex de Atenas de Córdoba.

Esa impaciencia de hacer cosas carcome su espíritu ganador y combativo. Al Bicho le cuesta esta semana esquivar la mirada del reloj. Se deja consumir por la impaciencia. "Que llegue ya, ¿cuanto falta?" . El viernes no será un día cualquiera, no es sólo el primer día de la última batalla, no es sólo eso, para Matías es el momento de gritar a los cuatro vientos que está aquí de nuevo. En Granada se taponan los oídos para no escucharle, temen como pocas otras cosas su resurrección, pero a Lescano la rabia le consume y quiere volver a reinar en el CAI y en la LEB... reinar en la ACB. Es consciente de que contra el Plasencia quedó a la sombra de sus compañeros (sólo promedió 9 puntos) y comprende que ha llegado el momento de resarcirse. "Quiero ganar y mejorar personalmente en un playoff. Es una buena opción para reivindicarme por lo que pasó en Plasencia. El resto no me interesa, sólo que gane el equipo. Tengo muchas ganas de aparecer. Y esta serie es el escenario perfecto", esgrime Matías.

EN LA MASA A Rueda no le ha costado reinsertarse en el anonimato de la masa. Era exigencia de un guión escrito con la necesidad de un final imborrable, la ACB. Y esta catarsis merece el esfuerzo de mudarse del star-system de la Liga para colgarse en un andamio de currantes de oro como es el Granada. Hace un año, en el Menorca, junto a Javi Mesa, tenía un imán escondido en la muñeca que ahora ha perdido. En la isla, cuando Camps le dejaba, los balones pasaban por sus manos, ahora se ha acostumbrado a no ser la primera opción. "Me costó un poco al principio. Pero ya no me importa. Lo importante es la ACB", explica Fran Rueda (1.96 y 27 años).

Esta nueva labor escondida se refleja en los números. Ahora tira tres tiros menos que el año pasado, juega siete minutos menos y ha pasado de quince a nueve puntos. Esta dieta entra dentro de lo normal. Pero un detalle se sale del tiesto. En Menorca las enchufaba como nadie desde la larga distancia (44% de tres), ahora su puntería se ha virado y ha perdido alarmantemente definición (30%). "Son rachas de tiradores. No puedo achacarlo a nada", explica el malagueño, que el año pasado fue elegido mejor jugador nacional de toda la Liga LEB.

ORDAGO Matías Lescano no se cree esta pájara. Ha recibido buenos informes de Francesc Sabaté y Javi Mesa y planea la defensa sobre Rueda con exhaustividad. "Su fuerte es el tiro más que nada. Eso me favorece a la hora de defenderlo, porque está más limitado en sus armas de juego. Si no sabe penetrar, habrá que esforzarle para que no lance. No le tengo miedo para nada. Tengo mucha confianza en superarlo", apunta el argentino. Desde la distancia, Rueda le lanza un órdago. "Si me quiere dejar penetrar mejor para mí". El duelo está servido, dos pistoleros frente a frente. La cosa va en serio. La Liga ACB está en el alero.