Las alternativas turísticas han cambiado a lo largo de estos 30 años. Cuando se dice que la comunidad ha diversificado su oferta y la ha desestacionalizado, lo ha hecho en gran parte gracias a ofrecer productos diferentes a la nieve y al turismo natural y patrimonial. Uno de los grandes éxitos ha sido saber explotar sus productos gastronómicos y su arte culinario, así como su gran atractivo vitivinícola. Y no solo eso, figuras como las Denominaciones de Origen Protegida (DOP) y las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) se han convertido en un reclamo para atraer visitantes a la comunidad.

En la década de los 90, el Gobierno de Aragón ya anunciaba los productos de la tierra con Denominación de Origen como el ternasco, el jamón de Teruel, el melocotón de Calanda, la cebolla de Fuentes y los aceites del Bajo Aragón y de la Sierra del Moncayo, y lo hacía con spots televisivos en exclusiva, entre otras campañas. Ahora, las promociones no solo se centran en los productos, también difunden al mismo tiempo los territorios y las gentes que los producen. ¿Quién no ha ido a Barbastro a degustar y comprar tomate rosa y chiretas y a catar unos vinos del Somontano en una de sus bodegas mientras da un paseo por su calles y visita la catedral? Podría ser el plan turístico perfecto en torno a unas buenas viandas. También es posible degustar jamón y aceite del Matarraña, la Toscana aragonesa, mientras se recorren algunos pueblos que conservan sus cascos empedrados y se conoce su patrimonio artístico y natural. Y así, de plato en plato, y de guiso en guiso, se podría conocer del norte al sur de toda la comunidad.

EXPERIENCIAS

De hecho, una de las cosas que despierta el interés de los viajeros, sobre todo internacionales, es cómo se producen los productos y las experiencias turísticas ya se enfocan a conocer los procesos de producción de los alimentos, como puede ser el caso del vino, los quesos artesanales, las harinas y panes, las mermeladas... y se organizan actividades en este sentido. En Aragón ya hay turismo rural gastronómico orientado a hacer al turista partícipe de esta elaboración de los productos de la comunidad en gran número de queserías, panaderías, confiterías, bodegas, etc.

Además ahora, los platos tradicionales de la comunidad se proyectan junto a la imaginación de los nuevos y reputados cocineros, algunos de ellos con distinciones internacionales. Son ejemplos Cancook y La Prensa, en Zaragoza; Lillas Pastia y Tatau, en Huesca y El Batán, en la provincia de Teruel, que ostentan una estrella Michelín cada uno. La cocina de los guisos populares cargados de historia y tradición son un reclamo turístico ahora en su versión renovada.

El buen uso que se hace de los productos de la tierra se promociona cada vez más a través de festivales gastronómicos promovidos por las instituciones y asociaciones de hostelería y turismo, como el Aragón con gusto, En clave de Aragón, el Concurso de Tapas de Zaragoza y Provincia, como los certámenes de tapas de Huesca y el Concurso de Tapas Jamón de Teruel, entre otros. Estas iniciativas permiten dar a conocer la gastronomía de la zona al mismo tiempo que dinamizan la hostelería.

Otro turismo que ha surgido en los últimos años está vinculado con uno de los territorios más despoblados de toda la comunidad autónoma. El trufiturismo ha emergido como una de las iniciativas para dar a conocer las zonas más vaciadas de la provincia de Teruel, la comarca de Gúdar Javalambre, donde prolifera la producción de uno de los manjares de Aragón: la trufa negra. Las experiencias, suelen contemplar escapadas con visitas truferas, tratamientos de bienestar y belleza con este preciado hongo, gastronomía para degustar platos con trufa y alojamiento en este entorno único.

Especial atención merece el enoturismo. Los caldos milenarios de los cultivos de Somontano, Cariñena, Calatayud y Ruta de la Garnacha, se han convertido en toda una experiencia turística alrededor del vino. Estos caldos, que cuentan con una gran personalidad propia, al margen de ser un elemento que saborear durante un viaje, se han convertido en el eje vertebral de unas rutas turísticas que, en torno a una copa, programan propuestas museísticas, catas temáticas, degustaciones, visitas guiadas o actividades deportivas. Unas actividades que han tenido una gran aceptación, porque solo las bodegas y museos de las DO de Aragón recibieron el pasado año casi medio millón de visitantes que quisieron disfrutar de la cultura, las tradiciones, los monumentos y los paisajes de Aragón con la excusa del vino.

A través de la web turismodearagon.com se pueden consultar estas actividades para planificar un viaje con la gastronomía aragonesa como protagonista. T