La Expo 2008 ha superado con éxito una de las fases más críticas de la obra, la de cimentación, tras enterrar en el meandro de Ranillas más de 140.000 metros cúbicos de hormigón y 11,1 millones de kilos de acero, una cantidad con la que se podrían levantar hasta 7.000 pisos. Centenares de trabajadores ultiman la gigantesca estructura de cemento que servirá de base a los pabellones, al igual que han hecho las contratistas de todos los edificios singulares incluidos en el recinto. La única excepción es el pabellón de España, cuya construcción no empezará hasta finales de año.

La espectacularidad de las edificaciones no se podrá apreciar hasta el próximo año, dado que los esfuerzos se han centrado este año en el monumental movimiento de tierras y poner los cimientos de los 130 pabellones que abrirán sus puertas en junio del 2008. Es la parte menos vistosa, aunque los avances se empiezan a apreciar a simple vista desde la avenida de Ranillas e incluso desde La Almozara. El edificio más adelantado, el acuario fluvial, dispone de parte de su esqueleto, que se eleva sobre la valla perimetral del meandro que impide ver trabajar al ejército de obreros y máquinas. Su altura es equivalente a la de un inmueble de cuatro pisos.

Hasta cinco camiones de bombeo inyectaban cemento a chorro en las últimas zapatas del área central de pabellones, sobre las que se apoyarán los pabellones regionales y los de empresas. El resto --se han llegado a construir 2.300 zapatas-- se enterró este verano para poder levantar la estructura base, de casi 13 hectáreas de superficie. El interior está hueco para albergar toda la logística de la organización y transformarse en un aparcamiento para 2.400 vehículos tras la Expo.

El entresijo de grúas y maquinaria ha permitido lanzar también el pabellón de Aragón, un contenedor en forma de cesta que se apoyará en tres patas que harán las veces de vestíbulos. Las tres estructuras, también de hormigón, están en plena construcción tras concluir el pilotaje de profundidad que ha sido necesario por la debilidad del subsuelo.

Los contratistas del puente pabellón preparaban ayer la construcción de las zapatas tras terminar los 22 pilotes, diez de los cuales están en el cauce del Ebro. Los cimientos del Palacio de Congresos y del hotel Hiberus, el único del recinto Expo, también se aprecian en el meandro, donde se erige ya el gran zócalo de la Torre del Agua.