Reinventarse o morir, he ahí la cuestión. Los aeródromos de Huesca y Teruel han debido readaptar su actividad en los últimos años para lograr unas instalaciones rentables. En Huesca, la pista que estaba dedicada al aprendizaje de pilotos pasó a ser de «interés general» por AENA, que lo convirtió al tráfico comercial de pasajeros. Poco duró la apuesta, porque las cifras solo aumentaron durante dos años y solo tuvo viajeros comerciales durante seis. Ahora, sobrevive con una escuela de pilotos.

Huesca-Pirineos se puso en servicio en diciembre del 2006 (aunque se incorporó a la red de AENA en el año 2000). Entre el 2007 y el 2011 tuvo programados entre cuatro y cinco destinos anuales que fueron variando entre Madrid, La Coruña, Valencia, Lisboa, Sevilla, Londres y Palma de Mallorca. Durante la temporada de verano del año 2012, de mediados de junio hasta principios de septiembre, Huesca tuvo conexión con Menorca un día a la semana. Las cifras de pasajeros no cumplieron las expectativas de AENA y en ese mismo año la capital oscense dejó de tener tráfico comercial de pasajeros. En el 2018 desarrolló vuelos comerciales relacionados con la Sociedad Deportiva Huesca.

En estos momentos, en la pista de la capital oscense opera la escuela de pilotos Airways Aviation, que tras superar la cancelación de un contrato por falta de pago con un importante cliente, va retomando su actividad en Huesca. Además también tiene su base la Unidad Aérea de la Guardia Civil, que utiliza la pista para las operaciones del helicóptero de servicio de rescate de montaña.

En cambio, si hay un complejo aeropuertuario que no ha dejado de crecer ha sido el de Teruel. Y tiene el mérito de hacerlo sin pasajeros. Tras años de abandono, desde que se reabrió al tráfico aéreo en el 2013, no ha parado de cosechar éxitos. Con un modelo de negocio único en el sector aeroportuario, la instalación de iniciativa pública (60% Gobierno de Aragón y 40% Ayuntamiento de Teruel) se ha convertido en la mayor plataforma de estacionamiento, mantenimiento y reciclado de grandes aeronaves de Europa con un premiado desarrollo innovador. En marzo de este año iniciará una nueva etapa de expansión que le permitirá duplicar en los próximos cinco años el número actual de empleos llegando a 400 trabajadores.

La plataforma sirve también en la actualidad como pista de aterrizaje a los helicópteros medicalizados del 112 SOS Aragón, servicios de pruebas y ensayos de vuelo, I+D en el sector aeroespacial, servicios comerciales, entre otros. En el 2014 el aeropuerto se convirtió en una pista internacional y desde entonces es miembro del Clúster Aeroespacial de Aragón (AERA). Un año después se inició el servicio de combustible de aviación. Desde el 2017 la pista turolense tiene permiso para realizar vuelos nocturnos.

Entre las innovaciones pioneras destaca el proyecto Pharmadron (2018-2019), un estudio de viabilidad para la robotización y automatización de nuevo servicio de transporte farmacéutico mediante drones. Además, en breve llegará la filial del gigante aeronáutico europeo Airbus, única compañía que ha optado a la concesión pública para el uso de la nave logística construida recientemente por el consorcio de la plataforma aeroportuaria.

Según un estudio del impacto económico y social 2013-2017 realizado por la Universidad de Zaragoza, los primeros cinco años operativos del aeropuerto, el impacto indirecto del valor añadido en Aragón fue de unos 4 millones euros en el 2017, mientras que el impacto directo fue de 8 millones de euros. El valor añadido del Aeropuerto de Teruel en el 2018 creció un 3.000% y un 700% en cuestión de empleo desde el 2013 hasta finales de 2017.