En la década de los 90, se cumplían 14 años desde que la ciudad vivía sin tranvía, hecho que supuso reordenar y consolidar la red de autobuses. Por aquel entonces eran casi 30 las líneas que vertebraban la ciudad y el autobús era la única opción para moverse en transporte público a un precio de 30 pesetas. No fue hasta 1995 cuando se incorporó como conductora la primera mujer a la compañía y hasta 1996 cuando rodaron por primera vez los vehículos articulados de 18 metros. Con la llegada del nuevo milenio, en el 2002, entró en vigor el billete-tarjeta, desbancando al, ahora convertido en objeto de culto, bonobús.

Tres años más tarde se implantó una medida que a muchos zaragozanos les supone ahora un ahorro importante a la hora de desplazarse por la ciudad, más si cabe con la existencia del tranvía y la necesidad de combinar ambos de medios de transporte: el transbordo.

Antes, el autobús desplazaba a más de 100 millones de viajeros al año (datos del 2012), cifras que se redujeron en casi 20 millones con la llegada de su competidor. Pese a su implantación, el bus sigue siendo el transporte público más utilizado por los zaragozanos (80% del servicio público) con 94.163.210 viajeros en el último año. Lo es precisamente porque es el medio para desplazarse que llega hasta más puntos de la ciudad con un total de 43 líneas que vertebran la capital aragonesa.

El autobús urbano es un servicio que ha sufrido una gran transformación y se ha ido adaptando a las nuevas tecnologías y a las mejoras en movilidad que han demandado la ciudadanía. De los 352 autobuses que tiene la flota actual, 94 son híbridos y 4, eléctricos; hecho que según la empresa concesionaria del servicio, Avanza, ha supuesto una gran contribución al medio ambiente, ya que «es una apuesta por tecnologías basadas en las energías limpias, que tienen un amplio impacto en la mejora de la calidad del servicio, al accesibilidad y el confort de los usuarios».

CAMBIO RADICAL

En estas últimas tres décadas el autobús ha sido protagonista de dos grandes polémicas, la huelga del 2013 y la del 2015-2016, convertida esta última en la más larga vivida en la historia y también una de las más agresivas, con unos servicios mínimos del 33% que tuvieron a la ciudad con un deficitario servicio durante cuatro meses.

Por su parte, el Ayuntamiento de Zaragoza, trabaja ya en la redacción del próximo Plan Director de Movilidad con el que pretende realizar una reordenación completa de las líneas de bus y crear una especie de «red de metro en superficie» pero con autobuses.

Este plan del consistorio también propone la incorporación de un sistema de prioridad semafórica para los autobuses y la posibilidad de introducir en algunas líneas vehículos de gran capacidad --sobre todo en aquellas rutas con más demanda-- para ayudar a descongestionar el tráfico y contribuir a un transporte público más rápido, más eficaz y más sostenible. T