Si Aragón ha tenido una mujer poderosa, políticamente hablando, esta ha sido Luisa Fernanda Rudi. Lo ha sido todo y en todos los sitios a los que ha llegado. Ha roto esquemas en la política, lo ha hecho como mujer, pero superando también a muchos hombres. No ha habido institución que se le haya resistido, e incluso en el PP de Aragón ha logrado ser la mandamás.

Esta sevillana de padres aragoneses nació en 1950 y llegó a Zaragoza con solo tres años. Su reluciente carrera política comenzó entrada en la treintena, en el verano de 1982, cuando los dirigentes de Alianza Popular le ofrecieron formar parte de la candidatura al Congreso de la coalición AP-PAR-PDP-UL. Ella, que alguna vez ha confesado que era votante de UCD, entró en la lista pero se quedó a las puertas de lograr escaño -consiguieron tres y ella iba cuarta--.

Su decisión, condiciones y perfil profesional -con estudios universitarios y despacho independiente, ya que era censora de cuentas y profesora de Mercantil-- le valieron para entrar en las listas de las elecciones para el Parlamento autonómico. Fue un año después, en 1983, y Rudi se presentaba como una imagen de renovación de Alianza Popular. Aquí empezó su carrera de fondo para convertirse en la mujer más poderosa del reino, aunque después ampliaría sus fronteras. Fue mujer pionera en ocupar un escaño en las Cortes de Aragón en la primera legislatura de la autonomía, cuando solo había cuatro diputadas en el Parlamento aragonés.

Durante esa legislatura se instruyó en el arte de la política. Después volaría al Congreso de los Diputados, donde se distinguiría gracias a su incisivo papel en la comisión que investigó supuestas irregularidades del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio. Nadie olvida su imagen con un parche en el ojo tras ser operada y su discurso implacable que dio la vuelta por todas las televisiones en 1992.

Su etapa en el Congreso de los Diputados coincidió con la de José María Aznar como líder de la oposición, quien fue su padrino y maestro. Que Aznar también presidiese el PP nacional (1990) fue imprescindible para el auge de Rudi, aunque ella misma ya había forjado su carácter pétreo, fundamental en política. En 1993 entró en el comité ejecutivo nacional del PP y ascendió a una secretaría en la Mesa del Congreso. Fue precisamente Aznar quien le pidió en 1995 que encabezase la lista municipal al Ayuntamiento de Zaragoza y aceptó a regañadientes porque no le gustaba la idea de ser alcaldesa. Ella se veía en Madrid y su futuro así estaba escrito. Fue elegida por mayoría absoluta para un mandato (1995-1999) y revalidaría el cargo una vez más, aunque dejó su puesto al año siguiente (2000) tras una llamada de su amigo Aznar -que durante esa época había sido el padrino de su boda con el empresario José Sobrino--. Le requirió para convertirse en la primera mujer en presidir la Cámara Baja. Fue en la legislatura en la que se aprobó el trasvase del Ebro. Tras la derrota de los populares en el 2004, Rudi fue eurodiputada para volver más tarde de nuevo al Congreso.

En el 2008 Rajoy lo tuvo tan claro como Aznar y apostó por ella. Motivos tenía. Fue pionera de nuevo y relevó a Gustavo Alcalde en la presidencia del PP de Aragón. Endureció su discurso e hizo desaparecer de las primeras filas a la parte más moderada del partido, demostrando así su poderío, un dominio que le valió para llegar a candidata a la presidencia de Aragón. Lo logró en el 2011, convirtiéndose en la primera y única mujer hasta el momento en ostentar este cargo.

Además de su carácter, su formación profesional también ha sido clave y ha marcado gran parte de su vida política. Ella siempre ha hecho gala de su espíritu trabajador. Estricta en las cuentas y con la austeridad como primera línea de su programa será recordada como la presidenta de los recortes, sobre todo en Educación, Servicios Sociales y Sanidad. Si bien su reinado coincidió con la crisis, su política se centró en la ausencia de inversiones. Fue una tónica que ya había aplicado como alcaldesa. De su etapa en el consistorio apenas se recuerdan las farolas isabelinas, las macetas del casco histórico o la renovación de tuberías. Medidas de poco calado que acompañaron a un recorte económico que no contribuyó, como ella esperaba, a sanear las arcas públicas.

Volvió a vencer en los comicios autonómicos del 2015, aunque no pudo gobernar por no sumar mayoría. Ahí llegó el fin de su reinado… en Aragón. Rudi comunicó a sus confidentes que no seguiría como presidenta del PP y fue relevada en el 2017 por Luis María Beamonte. Desde ese mismo año es senadora autonómica, cargo al que fue reelegida en el 2019.