La mujer empezó a ser una prioridad en las políticas municipales de Zaragoza en los años 80, casi una década antes de que naciera este diario. Concretamente en 1982 el Ayuntamiento de Zaragoza puso en marcha un programa de atención para este colectivo. La delegación de Bienestar Social elaboró un plan al que denominó Talleres de Promoción de la Mujer, que venía a ordenar las actividades que se desarrollaban de manera puntual en colaboración con entidades y asociaciones en diferentes barrios de la ciudad.

Se marcaba así una línea de actuación con objetivos concretos, porque el asociacionismo zaragozano había solicitado al consistorio articular actividades dirigidas a mujeres al considerar que había una barrera que les impedía participar en la vida pública y social de la ciudad.

Primero se crearon los talleres, para acabar con el aislamiento doméstico, mejorar la autoestima de la mujer y conseguir así que intervinieran en actividades formativas y culturales que les ayudasen a integrarse en el mundo sociolaboral. Algunas formaciones nacieron cuestionadas por estar directamente vinculadas a los roles tradicionales, como la gimnasia de mantenimiento o el corte y la confección. Pero el éxito fue rotundo porque en el primer año participaron más de 2.000 mujeres y en el curso 1986-1987 fueron más de 11.000 las asistentes a las actividades generales, ya que se realizaban otras convocatorias al margen de los talleres.

Estas primeras acciones se materializarían en 1990 con la apertura de la Casa de la Mujer. Se cumplen, por ello, 30 años desde que todos los servicios municipales del área cuentan con un espacio propio; una sede fruto del convenio entre el consistorio zaragozano y el Instituto de la Mujer que en aquel momento era competencia del Estado --en 1993 se creó el Instituto Aragonés de la Mujer--. El convenio para la construcción de la Casa de la Mujer se firmó en 1984 pero se encontraron restos romanos que retrasaron el avance de las obras y su apertura hasta 1990. Los trabajos se adjudicaron a dos arquitectas jóvenes y feministas y el diseño se realizó desde el principio a partir de la experiencia de trabajo con mujeres, contando con las ideas de todas y pensando en las necesidades de las zaragozanas. La casa es ahora la sede de los servicios municipales de Igualdad.

La evolución de la Casa de la Mujer ha ido en sintonía con la transformación de la sociedad. Al principio, los programas se centraron en la asesoría, integración, formación y en ayudar a las mujeres a acceder a niveles reglados de educación, mientras que con el cambio de siglo se trabajó por fomentar la cultura de la igualdad y conseguir una mayor visibilización. También jugó un papel clave la entrada de España en la Unión Europea, que permitió cofinanciar proyectos y adaptarse a nuevas ideas. En el 2007 se creó el Plan Municipal de Igualdad entre Hombres y Mujeres, que marcó la línea a seguir de los proyectos de la casas de toda España, y se comenzaron acciones de prevención de la violencia de género. Precisamente en la actualidad, sin dejar a un lado la formación y la asesoría, los esfuerzos se centran con especial interés en la prevención y erradicación de los malos tratos.

UN LUGAR DONDE REFUGIARSE

Casi al mismo tiempo que se le daba un espacio a la Casa de la Mujer, en 1989 se puso en marcha la Casa de Acogida de Mujeres Maltratadas, pilar estratégico del Programa de Atención Integral a la Violencia de Género. Este plan ofrece un apoyo personalizado a las mujeres y a sus hijos e hijas y pone a su disposición alojamiento temporal, un dispositivo de telealarma y personal especializado y multidisciplinar que se encarga de facilitarles un proceso de inserción sociolaboral.

El programa ofrece, además de atención social, información, atención psicológica, educativa, jurídica y actividades grupales. La media mensual de mujeres atendidas en la Casa de la Mujer a través de este programa -más allá de la casa-- es de 100 personas. La Casa de Acogida ha amparado en estas tres décadas a unas 400 mujeres y a casi 600 menores procedentes de 37 países, siendo más del 60% mujeres españolas.

En la primera década de este lugar de protección (1989-1998), las estancias eran cortas, el 40% de las mujeres alojadas no superaba el mes y nadie estuvo más de siete. Además, las mujeres eran principalmente de perfil nacional (90%) con una red familiar cercana. En la segunda década de la casa (1999-2008, las estancias se fueron alargando y se generalizó el uso de este recurso entre uno y cinco meses de media y aparecieron casos de larga duración. A partir del 2009 aumentaron mucho los porcentajes de permanencia en este equipamiento, principalmente por la carencia de red social de las usuarias (el 60% son extranjeras) o la dificultad al acceso a la vivienda y al mercado laboral. En la actualidad, más de la mitad de las usuarias permanece seis o más meses en la casa y el 10% necesita utilizarla más de un año.

MÁS PREVENCIÓN

En los últimos años, uno de los objetivos del Ayuntamiento de Zaragoza ha sido trabajar en la prevención para modificar los estereotipos que sustentan la desigualdad y facilitar la detención precoz de conductas violentas. El plan del consistorio contempla acciones de sensibilización e información, intervención con adolescentes, y atención a jóvenes víctimas de violencia de género, así como a sus familiares y amistades. Una de las acciones más exitosas es el taller El amor es otra cosa desarrollado en centros educativos de la capital aragonesa y que ha llegado a casi 2.000 adolescentes zaragozanos.