Desde el 8 de marzo de 1910 la mujer fue libre para matricularse en las carreras universitarias. En los años 90 había llovido ya mucho desde entonces y la incorporación de la mujer a la vida universitaria estaba ya más avanzada que en otros ámbitos. El número de mujeres matriculadas en la Universidad de Zaragoza (Unizar) siempre ha sido alto y superaba ya en el año 1993 a los hombres, siendo las chicas más de la mitad de los estudiantes, el 52,56% (22.267 de 42.360). En el curso 2019-2020 el Portal de Transparencia de la institución recoge 17.119 chicas inscritas, el 54% del total (26.376). Este decrecimiento del alumnado se debe, lejos de ser un motivo vinculado al interés por los estudios, a una caída de la tasa bruta de natalidad. El informe La Universidad en cifras de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) revela que este descenso ha sido de más de 10 puntos entre 1976 y el 2017.

Las diferencias van por macroáreas. Como ya es conocido, la asignatura a mejorar en cuanto a igualdad está en la rama científica. Lo era en los años 90 pero también lo es ahora, pese a que la vida ha evolucionado y tanto la ciencia como la tecnología son cada vez más necesarias e imprescindibles en las profesiones actuales y en las que están por venir. Poco a poco los porcentajes van aumentando, pero lejos de la igualdad entre hombres y mujeres.

En 1993, al igual que en la actualidad, los estudios con más demanda femenina eran los de ciencias sociales. Por ejemplo, las estudiantes superaban en número a los chicos en Derecho (casi el 60%) siendo la licenciatura donde más mujeres había matriculadas (3.166). También la licenciatura de Empresariales (53,28% con 1.638 inscritas) o la diplomatura de los mismos estudios (1.367 mujeres). Superaban también a los hombres en Económicas (1.031 alumnas frente a 905), Graduado Social (1.122 mujeres frente a 689 hombres).

Medicina y Veterinaria eran dos de los estudios científicos más demandados donde, además, las mujeres ya eran mayoría entonces, con un 63,42% y un 55% de presencia femenina, respectivamente. Sorprende que, aunque no era uno de los cursos más demandados (no llegaba a 1.000 mujeres), la carrera de Química o la de Matemáticas eran más elegidas por el sexo femenino (58,26% y 58,19%).

En cambio, en Ingeniería Electrónica e Industrial eran solo 59 mujeres frente a 351 hombres, o en Informática las mujeres matriculadas en 1993 fueron 77 y 254 los hombres.

Entre los grados de ciencias (materias stem) que menos presencia femenina tienen hoy en día, está el de Física, que en el curso 2013-2014 tenía un 23,4% y en la actualidad, un 29,4%. Por otro lado, las ingenierías siguen siendo un tema pendiente en el que conseguir atraer a más féminas. El grado de Ingeniería Electrónica y Automática cuenta casi con un 16% de presencia femenina; en la Eléctrica un 18,7%; en la Informática un 12%; en Mecánica un 16,4%; en Organización Industrial un 12,1%; y la Ingeniería Química es la única en la que existe una participación equilibrada entre los dos géneros, con un 49% de presencia femenina en el curso 2019-2020. Todas ellas han conseguido aumentar la cifra de mujeres desde el curso 2013-2014 hasta ahora.

Por el contrario, los grados como Enfermería, Medicina y Óptica y Optometría son las carreras que son cursadas por excelencia más por chicas que por chicos, con un 83, 71,3 y 74,5% de presencia femenina, respectivamente, según datos del curso 2019-2020.

En la docencia la situación cambia, la tendencia lejos de haberse estancado es creciente: ha aumentado la presencia de profesoras y catedráticas en la universidad. En 1997 eran 400 las titulares con plaza fija (catedráticas y docentes) que formaban parte del campus público, y no llegaban a un tercio del total (31,37%). El número ha ascendido en 205 mujeres titulares hasta el 2020, llegando a las 605 y ya alcanzan el 41,1% del total, lo que refleja un ascenso de casi 10 puntos en 23 años. Lo curioso es que en todo este tiempo se han reducido los titulares varones, que desde 1997 han perdido 8 efectivos (875 a 867). Pese a la reducción, siguen dominando en catedráticos y han aumentado un 2,6%.

Las mujeres catedráticas (83) suponen un 5,6% del total del profesorado titular, frente al 17,4% de hombres con cátedra. En 1997 eran 31, el 2,43% mientras que los varones ya las superaban ocupando 189 puestos de catedráticos, el 14,82% de todo el profesorado titular.

El incremento es nimio porque la universidad es una institución que siempre ha sido muy resistente a los cambios y la incorporación de la mujer no se ha producido de manera igualitaria en todos los órganos, todavía falta una mayor irrupción en los estamentos de toma de decisiones, lo que propiciará un cambio en la cultura de gobierno. En los cargos de responsabilidad es donde falta mucho por recorrer. Son pocas las mujeres que acceden a altos cargos. En Aragón no ha habido rectoras. Solo hay 5 vicerrectoras en la actual composición y las decanas son poco más del 30% del total; y eso se explica precisamente por el embudo que se genera en el acceso a la cátedra.

MÁS LEJOS SIN HIJOS

Para Pilar Arranz, directora del Observatorio de Igualdad de Género de la Universidad de Zaragoza, «los mayores cambios se han producido en las dos últimas décadas. Antes había intereses en que hubiese más mujeres en la docencia, pero no había ninguna actuación específica». Arranz referencia un estudio que elaboró el campus en el que se reflejaba que las mujeres que consiguieron hace 30 años una estabilidad fue porque sus parejas las apoyaron y ayudaron, ya que eran profesores universitarios o personas vinculadas al ámbito académico. «Estas mujeres solas no habrían tenido esa opción de llegar tan lejos en ese momento, y menos teniendo hijos. Ese patriarcado no existía en esa familia y ellas lo reflejaban así en las entrevistas que realizamos. Las mujeres solas y sin hijos son las que más lejos llegan en el ámbito universitario», explica Arranz.