La década de los 90 fue de apertura y consecución de derechos femeninos. Para las mujeres con vocación militar la suerte llegó unos años antes, en febrero de 1988, cuando el Consejo de Ministros publicó el Real Decreto que autorizó a las mujeres acceder a las Fuerzas Armadas (FAS), una incorporación a 24 cuerpos y escalas de los tres ejércitos bajo las mismas condiciones de acceso y promoción que los hombres. Además de a los Cuerpos Comunes, se les permitió el acceso a las plazas de la Guardia Civil. No fue hasta septiembre del mismo año, cuando se les aceptó en las academias generales. Fue 106 años después de la creación de la Academia General de Zaragoza.

En febrero de 1989, cuando el Gobierno aprobó la plena incorporación femenina a las FAS, se abrió la posibilidad de acceso a las unidades de combate en las escalas de oficiales y suboficiales. El derecho a alistarse al servicio militar llegó en julio de 1990, cuando el secretario de Estado de Administración Militar, Gustavo Suárez Pertierra, anunció que la mujer podía enrolarse como soldado voluntario y sin la obligatoriedad de prestar el servicio militar.

Veintisiete fueron las mujeres que entraron en las academias militares españolas como alumnas. Estudiaron Medicina (5), Enfermería (18), Farmacia (1), Ingeniería (1), auxiliar de Armamento militar (1) e Intervención (1). En la de Zaragoza ingresaron seis mujeres en la primera promoción, hace ahora 32 años: Teresa Gordillo, Amparo Cáceres, Milagros Hijosa, María Teresa Valbuena, Margarita Conde y Patricia Ortega. Precisamente Ortega, ha sido también pionera en ascender posiciones en el escalafón militar. En el 2019 fue la primera mujer en la historia de España en alcanzar el puesto de general de las Fuerzas Armadas y también en lograr el puesto de coronel del Ejército de Tierra en el 2018.

En 1992, dos años después de aprobar el Real Decreto que definía el modelo de soldado profesional, se publicó la primera convocatoria de tropa y marinería a la que podían acceder de forma igualitaria hombres y mujeres. No todos los derechos estaban conquistados, porque a la mujer se le vetaban puestos «de primera línea», y le era imposible acceder a la Legión, la Brigada Paracaidista y otras unidades especiales. Defensa lo regularizó en 1999 al apostar por un Ejército profesional y un principio de igualdad «con todas sus consecuencias».

UN COLECTIVO QUE NO CRECE

Desde que las mujeres pudieron acceder al Ejército la cifra ha crecido, pero de forma sostenida. En 1991 solo representaban el 0,1% y en el año 2000 el porcentaje de mujeres era del 6,6%. En la actualidad se ha estancado en torno al 12%, porcentaje que ya se alcanzó en el 2006. Ahora mismo, las mujeres suponen un 12,7% de los efectivos de las FAS, porcentaje que no aumenta desde el 2017 según los datos del informe anual elaborado por el Observatorio Militar para la Igualdad (diciembre 2019). Aun con todo, España se sitúa por encima de la media de los países OTAN con la entrada de la mujer en el Ejército.

Los hombres suman el 87,3% de los militares y son mayoría en todos los cuerpos, mientras que las mujeres no superan el 30% en ninguno de ellos. Por ejemplo, donde más presencia de efectivos del sexo femenino hay es en los Cuerpos Comunes (jurídicos, intervención, sanitarios, música) y son solo el 30%. En el Ejército de Tierra las mujeres no llegan ni al 12%.

Por empleos, la brecha de género también es muy amplia en el Ejército, aunque se va reduciendo progresivamente. Solo un 0,4% de mujeres ostenta el cargo de oficial general, o lo que es lo mismo, solo una es general de brigada de las FAS. Las mujeres oficiales han crecido un 0,5% y se refleja, por ejemplo, en que se han duplicado las mujeres coronel (de 7 a 14). Aunque se va aminorando muy poco a poco la diferencia, el rango donde más mujeres se concentran es en tropa y marinería, con un 16,2% (un 0,2% menos respecto al 2018).

Altos cargos femeninos en Defensa y en los Cuerpos de Seguridad

20 años después de que las mujeres fuesen autorizadas a ingresar en las Fuerzas Armadas y en la Guardia Civil, Carme Chacón hizo historia en el 2008 al convertirse en la primera Ministra de Defensa. Le siguió en el 2016 María Dolores de Cospedal y desde el 2018 ostenta la cartera también una mujer, Margarita Robles.

Precisamente en el 2020 se ha logrado otro hito: la Guardia Civil por primera vez está dirigida por una mujer, María Gámez, quien apuesta por la llegada de más compañeras a la Benemérita.

Dentro de la Policía Nacional, la comisaria valenciana Pilar Allué es la mujer que más lejos ha llegado dentro del cuerpo. Pionera en ostentar altos cargos desempeñados siempre antes por hombres, fue la primera mujer en lograr un puesto de comisaria principal o de subdirectora general de la Policía.

En Huesca destaca Beatriz Rivas que, desde finales del 2019, es la primera mujer en dirigir una Policía Local en una capital de Aragón.

La Academia General Militar no puede estar dirigida por una mujer…. todavía

La Academia General Militar de Zaragoza (AGM) siempre ha estado dirigida por hombres y por el momento así seguirá siendo. Solo pueden acceder a cargo de director los generales de brigada del Ejército de Tierra que forman parte del cuerpo General de las Armas, es decir, aquellos que pertenecen a Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros, Transmisiones y Especialistas.

La única mujer que ostenta el rango de general es la madrileña Patricia Ortega pero pertenece al cuerpo de Ingenieros Politécnicos. Precisamente la brecha de género es la que hace imposible que una mujer pueda dirigir la AGM en la actualidad, porque las únicas personas del sexo femenino de mayor rango del cuerpo General de las Armas son teniente coronel y no pueden controlar la academia.