El primer recorte que guarda EL PERIÓDICO DE ARAGÓN en su archivo sobre una movilización feminista es la del 8 de marzo de 1991, ya que el diario comenzó su andadura en octubre de 1990. Se trata de una noticia breve publicada el día después, el 9 de marzo, que iba enmarcada en la sección de Economía y trabajo y que se guarda etiquetada como Trabajo femenino. El texto no hace referencia al número de mujeres que salieron a la calle aquel 8M del 91, pero sí informa que era una movilización promovida por los sindicatos en la que se denunciaba la «situación de inferioridad laboral» porque «la mujer ocupa los puestos de escasa cualificación».

El manifiesto leído por el Departamento Confederal de la Mujer de UGT y CCOO exigía «la eliminación de cláusulas discriminatorias por razón de sexo, el derecho a compatibilizar el trabajo y las responsabilidades familiares y la reducción de las modalidades de contratación que afecta de forma especial a las mujeres».

El cambio de tratamiento informativo y cómo se han transformado las reivindicaciones del 8M son evidentes y responde a una conversión cultural que escapa a los medios de comunicación; un fenómeno social. Es un movimiento que se ha hecho masivo gracias a la denominada por los sociólogos como la cuarta ola feminista. A principios de los 90 las mujeres empezaban a ser conscientes de que eran mucho peor retribuidas salarialmente que los hombres y que optaban a mandos menores en sus trabajos. Era un feminismo, sobre todo, centrado en lo laboral, aunque también con ciertas reivindicaciones de libertad sexual, y empezaba a denunciarse la violencia machista (que no de género).

SIN OBJETIVO COMÚN Y COLECTIVO

Más allá de los sindicatos y algunos primeros colectivos feministas, no existía una gran concienciación social sobre estos temas. Se empezaba a luchar por la igualdad, pero no se sabía muy bien cómo ni había una línea común. Se trabaja siempre desde el asociacionismo y era difícil ver a una mujer manifestarse fuera de estos círculos. La Coordinadora de Asociaciones Feministas de Zaragoza viene currando en ello desde 1982. La creación del Instituto Aragonés de la Mujer en 1993 promovió también la conciencia asociativa y reivindicativa ya aglutinada por la coordinadora y el movimiento sindical y vecinal. En 1998 existían más de cuatrocientas asociaciones de mujeres en Aragón. En Huesca eran más de 100 en toda la provincia (15 en la capital); en Teruel, casi 90 en la provincia (7 en la capital) y en Zaragoza, más de 230 (63 en la capital).

En los años 90, el Día de la Mujer era denominado tradicionalmente como Día de la Mujer Trabajadora y básicamente todos los lemas hacían referencia al rechazo a la discriminación laboral, mientras que la cuestión «igualdad de género» no aparecía por ningún sitio. Una noticia de este diario de 1994 enmarcada en la sección Sociedad destacaba en un titular que Mil personas se manifestaron en Zaragoza. En el cuerpo del texto se detalla que lo hicieron «hombres y mujeres» para «reivindicar los derechos de la mujer». La manifestación, con motivo del 8M, fue convocada por la Coordinadora de Mujeres de Aragón y su recorrido fue de Glorieta Sasera hasta la plaza San Miguel.

En otro recorte de 1997 también se alude a que las manifestantes en Zaragoza fueron un millar. En 1999 la previa de la movilización del 8M fue enmarcado en el Tema del día de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, donde se ofrecían datos de desigualdad laboral, estadísticas de género y una agenda de actos con motivo del día internacional.

Ese mismo año fue la primera vez que EL PERIÓDICO tituló con el término «igualdad real» y «las mujeres sin derechos», aunque muchas reivindicaciones se centraron en el tercer mundo. Con el cambio de milenio las manifestantes del 8M en Zaragoza fueron 2.000 y ya se consolidó «el día de lucha por la igualdad de la mujer», con menos referencias a la mujer trabajadora.

Otro hito en el tratamiento informativo del 8M este periódico fue la primera vez que tuvo un espacio en la portada. Fue en el 2006, aunque fue algo circunstancial.

Poco después llegó la crisis y la desafección política, que fue caldo de cultivo para una movilización social más amplia que desembocaría en la gran ola de protesta social desencadenada por el 15 de mayo del 2011; donde las mujeres tenían mucho que decir. Ese año la noticia no ocupó gran espacio en EL PERIÓDICO, apenas cuatro columnas, aunque ya se hablaba de «paridad» y del «fin de la violencia».

EL 15-M HIZO FUERTE AL MOVIMIENTO

El 15-M se convirtió así en el punto de inflexión en las movilizaciones feministas. En una de las fachadas de la Puerta del Sol de Madrid se colgó una pancarta que cambiaría el sentido y la fuerza de la lucha de las mujeres: La revolución será feminista o no será. Su colocación generó polémica, hubo abucheos y fue arrancada por un chico que se subió a un andamio. Volvió a colocarse un cartel similar en otra ubicación unos días después. Se creó también una comisión de feminismos (no solo en Madrid, también en Zaragoza, y en otras muchas concentraciones).

Después de aquella portada del 2006, y pese al auge del 15-M, el 8 de marzo no volvería a ocupar la primera página de este diario hasta el 2014. Desde entonces, la manifestación siempre ha sido el tema más destacado del periódico el día siguiente y ha salido acompañado de una imagen en la portada, desplazando incluso las instantáneas deportivas cuando se celebraba un partido de fútbol del Real Zaragoza. Algo impensable antes del 2014. Poco a poco fueron consolidándose los términos como «desigualdad», «género», «lucha», etc. Un año antes, el 2013, se empezó a utilizar el color violeta para enmarcar todos los temas relacionados con género y el 8M, y el símbolo universal de la mujer se incluye desde entonces en esas informaciones. Desde el 2014 fue, además de portada, siempre abordado como Tema del Día, excepto los años 2016 y 2017. En el 2014 empezaron a publicarse también suplementos especiales el día 8 de marzo, con diferentes enfoques pero todos ellos destinados a destacar y visibilizar a la mujer y la desigualdad que sufre por el mero hecho de serlo.

El 'boom' de la lucha feminista llegó en el 2018, cuando en Aragón y en toda España las mujeres salieron a la calle sin necesidad de estar vinculadas a ningún colectivo y asociación. El Día de la Mujer se hizo verdaderamente viral y visibilizó una realidad social: la desigualdad existente en todos los ámbitos de la vida. A través del lema Si nosotras paramos, se para el mundo, el seguimiento de la huelga fue como nunca antes.

Lo que en informaciones previas EL PERIÓDICO había contado como una reunión de centenares de personas o, en las últimas manifestaciones, como miles de mujeres y hombres, esta vez fue un movimiento que se desbordó. En Zaragoza, la organización cifró la asistencia a la manifestación en 300.000 personas, mientras que la Delegación de Gobierno dijo 37.000. En Teruel se rozaron las 5.000 personas, las mismas que en Huesca 5.000 según la organización --3.500 según fuentes oficiales--. EL PERIÓDICO publicó doce páginas de información y un suplemento especial.

La jornada de paro feminista en el 2018 no solo hizo historia en Aragón. Se celebró incluso en Irán, en Turquía o en Corea del Sur. El movimiento por fin permeó entre todas las capas de la sociedad y viajó sin pudor por todos los países del mundo. Llegó a todos los enclaves inimaginables. Las mujeres se manifestaron incluso en los pueblos más pequeños, todas fueron conscientes de que era una lucha de todas, que no eran ajenas a esta realidad.

Los movimientos del #MeToo y el #Time’sUp iniciados en Hollywood en el 2017 ayudaron a muchas mujeres a denunciar los casos de acoso sexual que habían sufrido y que habían mantenido silenciados durante años por miedo a perder sus trabajos en la industria del cine. De esta manera se añadió más firmemente esta reivindicación a la lucha feminista.

En el 2018 el movimiento era una reivindicación global. La mujer se había empoderado; el fenómeno era resistente. Ya se habían dado numerosas y populosas convocatorias en contra de la violencia y de las agresiones machistas en España. Y ahora las mujeres salían en bloque a la calle a reivindicar su lugar en el mundo, la igualdad efectiva en todos los ámbitos de la vida. En el 2017 feminismo fue declarada como palabra del año por el diccionario estadounidense Merriam-Webster, que reveló que ese mismo año las búsquedas del término se incrementaron más de un 70% respecto al 2016. En España se llegó más tarde, y la Real Academia Española (RAE) hizo balance del año 2019 con la palabra feminizar, destacando el «movimiento social del feminismo y el impulso por la igualdad, o las protestas a nivel mundial para acabar con la violencia contra las mujeres». Está claro, la revolución feminista ha llegado para quedarse.