Encontrar una referencia al sexo femenino en el mundo rural aragonés en la década de los 90 es complicado. En la hemeroteca de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN es prácticamente imposible. Todas las noticias que hacen alusión al empleo rural no mencionan en ningún momento a las mujeres, y mucho menos titulan con ellas. Los datos monográficos sobre la presencia femenina en el campo de los que dispone el Gobierno de Aragón tampoco alcanzan hasta entonces y solo llegan hasta el 2010, año hasta el que comprende el análisis del informe 'Ser mujer en Aragón', una batería de datos estadísticos que dimensionan el papel socioeconómico que la mujer desempeña en el medio rural aragonés. Una forma de hacer visible a una parte de la sociedad agraria que ha vivido bajo la capa de la invisibilidad durante muchos años, pero que desde el anonimato ha contribuido sobremanera al desarrollo de la economía aragonesa.

Según los datos del Instituto Aragonés de Estadística, las mujeres representaban en el 2002 el 26,12% de la actividad en la agricultura, la ganadería, la silvicultura o la pesca, mientras que el último dato recogido por el INE (2018) revela que la situación no ha mejorado mucho y que el porcentaje ha descendido al 24,67%. Aunque no se pueden comparar las cifras de años anteriores por el cambio en el régimen especial agrario de la Seguridad Social desde el 2010, si se analizan los datos correspondientes exclusivamente a ese régimen en el año 1999, las afiliadas eran el 17% del total, mientras que en el 2005 el número ascendía al 20%.

La falta de oportunidades en el mundo rural, el éxodo a la ciudad y la mayor tendencia de las mujeres a estudiar en las universidades en los últimos años ha ayudado a mermar este colectivo.

FALTA DE REGISTROS REALES

El porcentaje empeora todavía más si se atiende a la cifra de afiliaciones en alta laboral al régimen de la Seguridad Social, que con oscilaciones se ha situado en torno al 21% desde el 2002. En el 2010 y 2011 superó el 23%. Aunque no se pueden comparar años anteriores por el cambio en el régimen especial agrario de la Seguridad Social desde el 2010, si se analizan los datos correspondientes exclusivamente a ese régimen en el año 1999, las afiliadas eran el 17% del total, mientras que en el 2005 el número ascendía al 20%.

La estadística refleja que las mujeres rurales no han avanzado en estos 30 años como sí lo han hecho en otras disciplinas. Entre el 2001 y el 2017 se incorporaron al sector agrario 4.057 nuevos agricultores: 1.074 fueron mujeres y 2.983 hombres, casi el triple. Y aquí se repite de nuevo la invisibilización de la mujer rural, porque hay muchas más aragonesas trabajando en el sector que las que reflejan los datos, pero muchas quedan registradas como una simple «ayuda» familiar.

La situación persiste por la falta de evolución cultural, ya que todavía sigue muy arraigada la costumbre de que sean pocas las mujeres que acceden a la tierra familiar, y los cuidados domésticos siguen reservándose a las hijas. Se suma el escaso atractivo de la vida en el pueblo frente a la ciudad por la merma de servicios que ha llevado a muchas mujeres a migrar a la ciudad.

La presidenta de FADEMUR Aragón, Esther Ibáñez, asegura que «las mujeres que viven en el medio rural tienen que trabajar mucho más duro que en las grandes urbes para sacar adelante su negocio y, en la mayoría de casos, las administraciones no las tienen en cuenta».

ACCESO A LA TIERRA

Los últimos datos publicados (2016) demuestran que solo el 23% de las explotaciones agrarias aragonesas tiene como titular a una mujer, porcentaje que constata la realidad del difícil acceso de estas a la tierra. El porcentaje ha aumentado en más de 10 puntos desde 1997, cuando eran el 12,4%. Si se habla de jefes de explotación, las mujeres han pasado de ser el 5,83% en 1997 al 16.89% en el 2016.

En cambio, en cuanto a la titularidad de alojamientos de turismo rural, el porcentaje entre propietarios hombres y mujeres es similar. De 1.621 establecimientos registrados en Aragón en el 2018, casi el 47% pertenecían a mujeres, mientras que el 46,6% eran de varones y el 6,4% de personas jurídicas. Es difícil conocer cómo han evolucionado estos porcentajes y cuántas mujeres gestionaban estos establecimientos en los años 90, porque entonces no estaban regulados como en la actualidad.