--Precisamente en la década de los 90, cuando nació este periódico, es cuando cosechó todos sus triunfos. ¿Era más difícil ser mujer en el deporte entonces?

--Sin duda. Y eso que en el 94, que fue cuando gané mi primer mundial, era como algo inaudito aquí en Aragón y en España en un deporte que se supone minoritario, cuando estamos a punto de ser olímpicos. La prensa y la gente se quedó impresionada porque a mi me costaba muchísimo. Yo entrenaba en una carretera con mi padre, no tenía instalaciones, no tenía medios, no tenía patrocinio, no tenía forma en la que sustentar un deporte que es caro… Mi familia pagaba los transportes, el material… Pero yo siempre he tenido el apoyo de los medios aragoneses.

--¿Cómo empezó en un deporte en el que no había referentes femeninos?

--Mis padres se reunieron con otros padres que tenían niñas y querían que hiciesen patinaje, ya que en el colegio no había mas que baloncesto, balonmano y fútbol. Y la mayoría iba enfocado a los hombres y no había equipos femeninos porque se veía de muy mal gusto. Empecé el patinaje porque mi padre me compró unos patines por 100 pesetas en una chatarrería. Así surgió, cuando tenía cuatro años.

--¿Qué trabas encontró en su día a día?

--Probé también el ciclismo y el atletismo, pero me enfoqué en el patinaje de velocidad mientras otras se fijaron más en el patinaje artístico. Me enamoró desde pequeña. Entrenaba sola en el gimnasio, era la única mujer. Era cuando tenía 15 o 16 años, que ya empezaba a destacar porque había ganado el Campeonato de España. Me tenían en palmitas porque era la única chica que hacía deporte en un gimnasio. ¿Trabas? Todas las del mundo. Las mujeres cobrábamos menos en todos los contratos a nivel profesional y en todos los países en los que he estado teníamos más dificultades, y lo sé porque pertenezco a la Federación de Patinaje y he dirigido el tema de mujer y patinaje a nivel nacional. ¿Que no tenemos tanta repercusión en los medios? No, pero mira, en fútbol, últimamente se hace balance y se ve que las chicas están ganando y está habiendo repunte en la presencia.

--Precisamente en fútbol se ve que el deporte femenino ha cambiado mucho, pero se siguen escuchando comentarios machistas en los campos. ¿Eso frena a las mujeres a practicar deportes de manera profesional?

--Siempre. Como entrenadora y monitora he oído de todo, y siempre por ser mujer. Y lo sigues oyendo. Cuesta mucho porque igual que la sociedad ha avanzado por el feminismo, por otra parte parece que aumenta la discriminación cuando las mujeres se ponen más bravas y reivindican su lugar, el sitio en el que debemos estar. Cuando yo competía con chicos hacía la misma distancia... ¿Por qué ellos cobraban el triple y nosotras no? Eso no debe ser así.

--¿Y eso ha cambiado?

--(se lo piensa) Pues la diferencia se ha reducido un poco, pero del todo no ha cambiado, no. Igual que las inscripciones en muchos deportes. Las chicas son las que lo dejan antes, cuando llegan a la adolescencia, por ejemplo. Pierden la motivación antes. Eso sí, las mujeres que son realmente fuertes y luchan por ello, llegan a ser las mejores.

--¿Por qué viene esa falta de motivación? Usted también se retiró pronto.

--Las chicas se retiran mucho antes de lo que yo lo hice, con 14 o 15 años porque no quieren estar viajando, sufriendo o entrenando. Yo me retiré a los 27 porque no tenía instalaciones, no tenía apoyos… pero fundamentalmente porque sufría anorexia y bulimia. Mi cabeza no estaba bien. Me retiré antes de llegar al mundial, a falta de un mes, porque iba a entrar todos los días deseando que lloviera o me ponía unas gafas deportivas para que los chavales no me viesen llorar en cada vuelta que daba. Lo mío fue por una enfermedad y falta de motivación.

--¿El deporte hace a las mujeres más esclavas de su cuerpo que a los hombres?

--Sí, sí. A mi todos los jefes de equipo me decían que tenía que perder no sé cuantos kilos y me pedían que estuviese a raya. Yo había sido más veces campeona del mundo en varios mundiales pesando 55 o 58 kilos que cuando me obligaron a perder tantísimo peso. Además la cabeza no te funciona igual.

--También se ha quejado de la falta de apoyo institucional en muchas ocasiones. ¿Cree que si hubiese sido un hombre habría sido diferente?

--Entiendo que a lo mejor hubiesen empatizado más, pero todos los deportes minoritarios no han tenido ese apoyo en Aragón.

--¿Es el deporte uno de los ámbitos menos evolucionados en cuanto a igualdad?

--No sé, porque en otros ámbitos no me he movido mucho. Pero es posible que en el deporte cueste más. Es obvio que los hombres y las mujeres tienen diferencias físicas, pero siempre hemos sufrido discriminación. Ahora la gente hace más deporte, también las chicas, pero sigue habiendo mucho machismo en este sentido. En los medios de comunicación, por ejemplo, no se le dedica el espacio que se debería a los logros del deporte femenino.

--¿Los medios de comunicación deberíamos contribuir de otra manera a visibilizar a la mujer deportista?

--Sí, también las empresas, las instituciones y la sociedad en general. Yo creo que la gente de a pie debería leer las noticias de deporte femenino y no pasar la página, tendría que darle más valor. Es muy difícil, pero tenemos mujeres deportistas que son increíbles. Es la pescadilla que se muerde la cola. Y son los hombres los que más leen las noticias deportivas.

--El deporte es muy empoderador. Las niñas pueden tener muchos más referentes con valores como el trabajo en equipo, el esfuerzo, el compañerismo, la dedicación…

--Claro que sí. Llevo toda la vida dando clases e impartiendo charlas y muchas madres me dicen que sus hijas me tienen como referente y me confiesan que he ayudado a sacar a sus niñas de una anorexia o que les he ayudado a no dejar el deporte. Cuando conocen un referente siempre es más fácil. Ahora estoy yendo a muchos colegios, y precisamente de chicas, a dar charlas de motivación. A veces los padres son los primeros que no les apuntan a deporte porque prefieren llevarlas a un idioma. Yo creo que todo es compatible; primero los estudios, por supuesto, pero después el deporte. Y con las chicas es más difícil y hay que reforzar ese apoyo.

--¿Todavía hay deportes de mujeres y de hombres? En patinaje en Aragón hay 304 hombres federados y 2.094 mujeres. En fútbol las mujeres solo son el 4,4%...

--Lo que sigue habiendo es gente que juzga en qué deporte está cada persona. Mucha gente piensa que los hombres que practican patinaje artístico son homosexuales. ¿Cuántos futbolistas conocemos que no reconocen ser gays? No es que sean de hombres o mujeres, es que muchas veces calificamos a las personas según el deporte que hacen.

--¿Cómo han evolucionado los patrocinios a equipos femeninos?

--Parece que con las movilizaciones feministas hay bastantes más. Yo he notado que ya retirada me están llamando más para eventos y patrocinios que cuando competía. Va muy lento, no vamos a conseguir lo mismo que los hombres nunca. Nos queda muchísimo y la sociedad tiene que hacer una lectura en general, tanto hombres como mujeres. Tenemos que luchar todos por la igualdad. Somos iguales, y eso hay que enseñárselo a los niños, si no empezamos por ahí es imposible