Un mismo caso, el del crimen de los tirantes por la muerte de Víctor Laínez a puñetazos y patadas sacudidos por Rodrigo Lanza Huidobro en Zaragoza en el 2017, que ha tenido dos finales muy diferentes. Si del primer juicio la conclusión fue que el asunto era un homicidio imprudente y que el acusado no merecía más de 5 años de cárcel, la segunda sentencia previa repetición del juicio ha conllevado un importante endurecimiento de la pena: 20 años de prisión y el pago de una indemnización de 200.000 euros como autor de un delito de asesinato motivado por motivos ideológicos.

La encargada de imponer esta pena fue la magistrada que durante semana y media presidió el tribunal popular, María José Gil Corredera, quien basó su fallo en el veredicto redactado por los nueve hombres y mujeres que formaron parte del mismo. Un fallo que volverá al Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA)porque el abogado de la defensa, Endika Zulueta, anunció que va a recurrir por considerar que hubo «multitud de violaciones de los derechos fundamentales» durante la celebración de la vista oral. Si el Alto Tribunal aragonés no lo acepta irá al Supremo, al Constitucional y si hace falta a Estrasburgo.

Frente a él estarán los abogados de la familia de la familia de la víctima, José Luis Melguizo y Enrique Trebolle. «Nos opondremos con argumentos sólidos y con base jurisprudencial a cualquier solicitud de la defensa. Hemos ido con la verdad por delante y hemos conseguido que se haga Justicia», destacó Trebolle que mostró su satisfacción, al igual que su compañero penalista.

Rodrigo Lanza Huidobro recibió la sentencia en centro penitenciario de Zuera (Zaragoza), donde ingresó de forma provisional tras su detención en diciembre del 2017. Un tiempo que la magistrada propone que se le contabilice y se descuentende los 20 años finalmente impuestos. Asimismo, la jueza recuerda que el tribunal popular se mostró contrario a la suspensión de la pena, así como a la petición de indulto al Gobierno de España.

EL ORIGEN, LA IDEOLOGÍA

La firmante de la sentencia se apoya en el veredicto para el relato de hechos probados. Señala que todo se inició después de que un amigo de Lanza le dijera que Laínez «era de extrema derecha o neonazi y que en ocasiones llevaba tirantes con los colores de la bandera española». «Lanza se aproximó a la víctima, tuvieron una discusión que nadie escuchó, aunque el procesado les dijo a sus amigos que Laínez le había llamado sudaca y que debía volver a su país por extranjero», relata, mientras asevera que anteriormente «le había dicho al fallecido que ese barrio era antifascista y que no querían nazis allí, que no era bienvenido».

El siguiente encontronazo, el mortal, fue cuando Laínez siguió los pasos de Lanza cuando se marchaba del bar El Tocadiscos. «Mantuvieron un intercambio de palabras y la víctima volvió a meterse, momento en el que Lanza tiró su mochila y accedió al local acometiendo por la espalda a Víctor Laínez. Fue ahí, según el jurado, cuando Lanza le dio una patada en la cabeza e inmediatamente se colocó encima, propinándole puñetazos en a cabeza y múltiples golpes. Antes de irse le dio otra patada en la cabeza. No pudo defenderse, muriendo de una parada cardiorespiratoria como consecuencia de una contusión en la cabeza tras la brutal paliza que recibió. Una descripción que nada tiene que ver con la que se afirmó en el primer juicio que mantuvo que fue el golpe contra el suelo el que provocó la muerte y que el resto de agresiones no fueron relevantes en la acción criminal.

La sentencia aclara que el origen del acometimiento no fue por una supuesta navaja esgrimida por Laínez, rechazando así el argumento principal de Rodrigo Lanza para señalar que actuó en defensa propia y que se obcecó por miedo a su integridad física. La jueza se apoya en que la Policía Nacional nunca la encontró.

En el 2009 fue condenado en firme a cinco años de prisión por haber dejado tetrapléjico a un policía municipal de Barcelona durante unos altercados con okupas ocurridos en 2007. Denunció un complot policial en su contra y se afincó en Zaragoza. donde según señaló en una entrevista a este diario, encontró "un gran grupo de apoyo".