Durante años, recogía todos los domingos a mi abuela para llevarla a nuestra comida familiar. Daba igual que le dijera que no bajara antes. Al llegar, siempre me la encontraba en el portal de su casa, como si hubiera estado preparando ese momento todo el fin de semana. Era su día. Bajaba con mil bolsas. Y sonreía preciosa antes de abrir la puerta del portal, por mucho que un minuto después me estuviera regañando por no sé qué cosa.

Ayer, me preparaba para llamar a Ángeles Cepero, coordinadora del Teléfono del Mayor del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), y vino esa imagen. Y, después, la de cientos de abuelos esperando tras un portal a sus hijos, a sus nietos... Esperando a los que ahora no están (aunque sea por protegerlos). Esperando eternamente. «El 50% de las llamadas que recibimos son por soledad».

Es la realidad en la que cuenta Ángeles Cepero, al frente de un servicio que lleva en marcha desde hace un año --gestionado por Fundación DFA-- pero que ahora ha multiplicado sus esfuerzos para cubrir las 24 horas del día. 400 llamadas por jornada. Su misión es servir de «puente» entre las personas mayores y los servicios sociales, escucharles y saber qué necesitan.

A su lado tiene a un equipo comprometido. «La gente que está en el mundo social es siempre absolutamente vocacional», explica. «Nosotros tenemos que hacer cualquier cosa para buscar una solución. A veces, es difícil, pero conseguirlo también resulta muy reconfortante». En ese proceso, ella ha encontrado unos cuantos ángeles de la guarda. Reciben llamadas de las ciudades pero también de pueblos pequeños, desde donde les requiere gente que está sola y no puede ni hacer la compra. «Hasta algún alcalde ha llegado a ir a las casas de gente que nos ha llamado, para echar una mano».

Dice que, «dentro de lo complicado, eso se nos quedará». O eso espera. «Porque este tiempo permite que nos demos cuenta de que en este mundo hay mucha, muchísima, gente buena. Lo que ocurre es que, los que no lo son, a veces hacen más ruido».

Atender ese teléfono que salva situaciones (y quién sabe si vidas), que orienta cuando no saben donde renovar la receta y que acompaña, es la prioridad de un equipo que ha tenido que multiplicarse. Y que se encuentra situaciones duras. «Hay problemas que te quitan el sueño, pero tienes que cortar cuando llegas a casa para dar una buena respuesta. Es importante aprender a separar». Más aún pensando, como pensamos todos, que esto va para largo. Y que las necesidades en servicios sociales serán grandes también después de la crisis. «Es verdad que eso nos preocupa, como a todos, pero en este momento son tantas las necesidades que lo que intentamos es resolver». Resolver día a día, para no dejar a caer a nadie. Por cierto, 900252626.