El mundo no volverá a ser el mismo después de la pandemia de coronavirus. Y la sociedad ya empieza a preguntarse sobre qué concesiones está dipuesta a aceptar para frenar la propagación del virus. El último sondeo del Gabinet de Estudios Sociales y Opinión Pública (Gesop) apunta a que el 39,7% de los ciudadanos no está dispuesto a ceder sus datos personales para mejorar al control del virus, frente al 51,3% que sí se muestran favorables a esta medida propuesta para monitorear los movimientos. Mientras, otras medidas suman más consensos. Un 83,2% acepta utilizar mascarilla de forma habitual y un 84,4% se compromete a reducir su movilidad y a viajar menos si las circunstancias lo requieren.

La encuesta, que desde hace semanas recoge las inquietudes de la población sobre los efectos de esta crisis sanitaria, pregunta por primera vez sobre el mundo que vendrá. De los resultados, se desprende un sentimiento agridulce que, en cierto modo, refleja el optimismo, el pesimismo y la incertidumbre que en estos tiempos invaden los hogares españoles que se preparan a responder ante los inevitables cambios que vendrán. En definitiva, sobre "la nueva normalidad" a la que en estos días hace referencia el presidente Pedro Sánchez cuando habla del ansiado proceso de desconfinamiento.

Los pronósticos para el futuro

Las perspectivas de futuro para el mundo que vendrá implican, para la mayoría, una transformación. El 22,8% vislumbra grandes cambios. El 32,5%, bastantes. Y el 30,5%, pocos. Estos tres vaticinios suman un 85,8% de expectativas de la pandemia supondrá un antes y un después para nuestras vidas. Ahora bien, con un resultado incierto. Un 28,1% de los ciudadanos espera que forjemos un mundo mejor, mientras que el 19,6% pronostica un escenario menos positivo que el que teníamos antes. La mayoría, que reúne al 44,6%, vaticina un mundo igual de bueno o de malo que el que teníamos hasta ahora. Y el 7,8% se planta en aquello de "ni sabe, ni contesta"; una apuesta por la incertidumbre que ahora cobra más sentido que nunca.

Las inquietudes del presente

Si miramos hacia las inquietudes del resente, en estos días preocupa, y mucho, la situación económica. Las expectativas de recuperación se sitúan cada vez en un horizonte más lejano. La mayoría sitúa las mejoras en este ámbito a dos años vista o más. Mientras, son muchos los que temen quedarse en el paro. Un 13% de los que actualmente tienen empleo cree que tiene bastantes probabilidades de perderlo. Un 20,4% de los afectados por un ERTE muestran pocas esperanzas de recuperarlo. Y un 57% de las personas en situación de desempleo se batallan entre pocas o ninguna posibilidad de volver a encontrar trabajo.

En los hogares españoles se respira una atmósfera de aceptación y cansancio. La preocupación sobre la evolución de la crisis muestra, una semana más, un tinte de resignación. La mayoría de los encuestados, un 62,2%, se considera igual de preocupado hoy que la semana pasada. La valoración de la gestión del Gobierno se mantiene polarizada, con un 39,6% que la valoran negativamente y un 28,7% que le dan su aprobado. Mientras, el cansancio por el confinamiento aumenta. Ya son un 16% los que reconocen que llevan mal estar encerrados entre cuatro paredes, acompañados de un 32,6% que define su estado como regular. Estas opciones, que reflejan un cierto hartazgo, van ganándole terreno al bloque de los más optimistas con el encierro, que reúnen al 51,3%.

La buena noticia es que, según refleja la encuesta, la mitad de los ciudadanos espera que en 15 días estemos mejor; un indicador fluctuante pero que refleja cierta esperanza.