La aerolínea más grande de América Latina, Latam, se ha declarado en quiebra en Estados Unidos, incapaz de cumplir con sus plazos financieros después de la caída de su actividad causada por la pandemia de coronavirus. "El 26 de mayo, Latam Airlines Group solicitó la protección del Capítulo 11 en EEUU", reconoció la compañía, y agregó que la decisión no va a tener un efecto inmediato en sus vuelos comerciales o de carga. En la práctica esta declaración de quiebra supone la supervisión judicial del proceso de suspensión de pagos y reorganización de las cuentas ante un desplome de los ingresos. El mes pasado, la aerolínea brasileño-chilena anunció que reduciría los vuelos en un 95% en respuesta a la crisis de salud global, que detuvo los viajes alrededor del mundo.

Las aerolíneas mundiales se han visto obligadas a reducir a la mínima expresión los vuelos como consecuencia de los efectos de la pandemia del coronavirus. A medida que se levanten las restricciones de vuelo y la reapertura de fronteras se irá incrementando el nivel de ingresos, pero la cuantía de los costes financieros por la paralización de los aviones está poniendo contra las cuerdas a todas las compañías.

En las últimas semanas, ha habido un goteo de anuncios del reinicio de vuelos por parte de compañías como Lufthansa, Air France, Ryanair, easyJet, Condor, Latam, Emirates o la española Volotea, previsto por la mayoría de ellas para la segunda mitad de junio y principios de julio. No obstante, Eurocontrol (organismo que gestiona el espacio aéreo mundial) espera que ya, en la primera quincena de junio, el tráfico en la red europea -que, desde que tocó fondo el pasado 12 de abril, con solo 2.099 vuelos, ha ido aumentando lentamente- alcance 7.500 operaciones, con una tendencia a 8.000.

Latam tenía previsto reiniciar algunas operaciones internacionales en Europa y EEUU en junio, pasando del 5% al 9% de su capacidad previa a la pandemia, para alcanzar hasta el 18% en julio. Esa previsión se ha considerado insuficiente para reequilibrar el balance de ingresos y gastos de la aerolínea.

Más que encarecerse los billetes por las exigencias de mayor seguridad sanitaria, las aerolíneas prevén que la oferta de vuelos vaya a reducirse. La falta de confianza de los clientes va a suponer una pérdida relevante de la rentabilidad.