Alemania se enfrenta a semanas de más restricciones sociales, económicas y de movimiento. Así lo han acordado este martes, tal y como se esperaba, el Gobierno federal y los ejecutivos de los 16 estados federados. Las restricciones que entraron en vigor el pasado noviembre cierre de comercios y locales considerados no esenciales, de colegios y funcionamiento restringido de guarderías, entre otras se prolongan hasta el próximo 31 de enero, según han adelantado varios medios a la espera de la rueda de prensa de la canciller Merkel.

Más allá de la esperada prolongación de las restricciones ya existentes hay una nueva limitación que llama la atención, y que ya ha generado debate, polémica y críticas de parte de la oposición parlamentaria: los ciudadanos residentes en regiones con una incidencia superior a 200 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes no podrán abandonar su lugar habitual de residencia en un radio de 15 kilómetros, según adelantó la agencia Reuters citando fuentes gubernamentales.

Esa prohibición sólo podrá romperse por motivo urgentes. Según datos del Instituto Robert Koch, actualmente 67 distritos del país en encuentran en esa situación epidemiológica, y la mayoría de ellos están en los estados de Sajonia y Turingia. Los críticos aducen que esa medida no tiene sentido alguno pues significa la prohibición de viajar en coche mientras sí se permite que en las ciudades se sigan produciendo aglomeraciones en el transporte público.

Los encuentros privados serán aún más restringidos: a partir de la próxima semana, según el documento filtrado, las reuniones privadas sólo podrán celebrarse con una persona externa al núcleo familiar o círculo de amistades. Las restricciones de las reuniones privadas acordadas el pasado noviembre fueron aliviadas durante las fiestas navideñas.

Entrada en territorio alemán

Viajar a Alemania también será más complicado: según el documento, a partir del 11 de enero será obligado entrar en el país con un test negativo de coronavirus con una antigüedad máxima de 48 horas o someterse al test a la entrada en el territorio alemán. Aquellos viajeros que procedan de territorios considerados de riesgo por las autoridades alemanes prácticamente todos los Estados de la Unión Europea y buena parte del resto del mundo tendrán que guardar igualmente una cuarentena de 10 días que sólo podrá ser reducida con otro test negativo realizable a partir del quinto día tras el ingreso en Alemania.

Esta estrategia de doble test busca claramente desincentivar los viajes fuera de las fronteras de Alemania en un momento en el que cunde el temor a otra mutación del virus como la registrada en Reino Unido a finales del pasado año.

Estas nuevas restricciones en Alemania vienen acompañadas por las críticas a la gestión de proceso de vacunación coordinada por el ministro federal de Sanidad, el democristiano Jens Spahn. Los responsables de los centros de vacunado distribuidos por todo el país siguen advirtiendo que las dosis siguen siendo insuficientes. Las críticas a Spahn no sólo llegan desde la oposición, sino también desde las filas socialdemócratas, socios de gobierno de los conservadores de la CDU-CSU de Merkel.