Alemania es probablemente el Estado de la UE en una mejor situación para hacer frente a las consecuencias económicas de la pandemia. Tanto los ingresos fiscales nuevamente récords el pasado año gracias a la buena situación en el mercado de trabajo y el sólido músculo empresarial como la reducción de la deuda pública acumulada cayó por debajo del 60% del PIB por primera vez desde 2002 permiten a la llamada locomotora económica europea desplegar un gasto estatal impensable hace tan sólo unos meses.

El ministro de Finanzas, el socialdemócrata Olaf Scholz, ya dijo en marzo que el Estado alemán no escatimaría en esta ocasión en el desembolso de dinero público para intentar salvar puestos de empleo y evitar el cierre de empresas. Es lo que en Alemania se ha bautizado como el "bazuka de Scholz". El ministerio de Finanzas ya ha previsto cerrar el 2020 con un aumento del gasto público de más de 122.000 millones de euros para financiar programas de estímulo y ayudas directas tanto a autónomos como a medianas y grandes empresas. El gasto generado por la ya oficial recesión podría elevar la deuda pública hasta el 75% del PIB alemán.

Aerolíneas

Una de las primeras grandes empresas alemanas que sonaron como posibles beneficiarias de un rescate estatal fue Lufthansa: golpeada por el freno del tráfico aéreo, la aerolínea acudió a la ayuda del estado. Como informaba esta semana el semanario 'Der Spiegel', el gobierno federal ha presentado un paquete de ayuda de unos 9.000 millones de euros procedentes del fondo de estabilización económica y de un crédito del banco público KfW. A cambio, el Estado podría hacerse con un 20% del capital social de la aerolínea y obtener representación en el consejo de administración de Lutfthansa, cuya actual dirección ha expresado su voluntad de que la participación pública sea lo menor posible. Berlín quiere reservarse además la opción de comprar un 5% más de acciones para poder bloquear una eventual compra de la compañía aérea alemana por capital extranjero.

Sector turístico

El sector turístico alemán es uno de los más golpeados por la crisis, y el turoperador TUI el mayor del mundo es el mejor ejemplo de ello. TUI ha pedido un crédito público de casi 2.000 millones de euros. Aún así, la dirección ha anunciado su intención de despedir a 8.000 trabajadores para reducir alrededor del 30% de sus gastos. Ello ha generado las protestas de los sindicatos, que consideran que el acceso a financiación pública debería estar ligado a condiciones, como, por ejemplo, el mantenimiento de empleos. El gigante turístico pretende salvar parte de la temporada turística del 2020 gracias a la apertura parcial de las fronteras europeas así como por el turismo nacional alemán.

Adidas fue la primera empresa del índice bursátil DAX que accedió a los programas de ayuda pública. La marca de ropa deportiva ha pedido un crédito de 3.000 millones de euros a un consorcio bancario, de los cuales casi la totalidad procede del banco público KfW. Debido a las restricciones de la actividad económica, Adidas ha visto cómo sus ingresos caían más de 60% desde el inicio de la pandemia.

Automóvil

La industria automotriz el sector del que dependen más empleos en la industria alemana también está ya en conversaciones con el gobierno federal para obtener ayudas. Su modelo basado en el motor de combustión y amenazado por la obsolescencia ya colocaba a la industria del coche en una situación complicada antes de la pandemia. La recesión actual empeora aún más su situación.

Como informa la prensa alemana, los gigantes BMW, Daimler y Volkswagen y el gobierno de Angela Merkel ya trabajan en un programa de ayudas que incluya incentivos para la compra de coches nuevos primas o ventajas fiscales y líneas de crédito en las que participe el banco público KfW. Del sector no sólo dependen más de 800.000 puestos de trabajo, sino también una industria auxiliar muy golpeada por el derrumbamiento de la venta de vehículos. Leoni, empresa alemana proveedora de piezas para la industria automotriz, es un claro ejemplo de ello: ha pedido un préstamo de emergencia de 330 millones de euros y tiene acceso a una línea de crédito avalada por el estado de más de mil millones. Sólo así esta mediana empresa alemana ha podido salvarse del cierre.