Un estudio de la Sección de Doctrina de las Fuerzas Armadas sugiere que el Estado considere reserva estratégica a los EPI, las máquinas y los fármacos para epidemias. "Es imprescindible aconseja el informe-, asegurar la disponibilidad permanente de determinadas cantidades de materiales sanitarios y de la capacidad para producirlos, de manera similar a las reservas de guerra y al aseguramiento de suministros que hacen los ejércitos".

La sugerencia se formula como "opinión" en el estudio Actuación de las Fuerzas Armadas en la Crisis de la Covid-19, recogido entre sus documentos por el Instituto Español de Estudios Estratégicos, del Ministerio de Defensa. Sus autores son un coronel, dos tenientes coroneles y un comandante del Ejército y dos capitanes de fragata, todos ellos de la Sección de Doctrina del Centro Conjunto de Desarrollo de Conceptos (CCDC), órgano auxiliar que hace análisis y prospectiva para el Estado Mayor de la Defensa, y que manda el general de Brigada del Aire José Antonio Herrera.

El informe considera "crítico disponer de los recursos materiales que sirvan para contener la crisis" y de "un tejido industrial de interés estratégico nacional con capacidad para ser reconvertido para producir los materiales".

Para esas industrias, los militares proponen ayudas públicas: "Subvencionar a parte del tejido industrial que suministre material médico o químico a la nación en situaciones de pandemia y así retener cierto grado de autonomía", dice el estudio.

Sus autores aconsejan también "reforzar los Centros Militares de Farmacia de la Defensa por su importancia en la producción de productos farmacológicos independiente del sector privado, teniendo así constantemente un amplio stock de material disponible".

El estudio sostiene que se debe "disponer de un dispositivo que facilite la rápida detección" de una epidemia y reducir "grandes concentraciones de personas" para ganar tiempo y "prepararse para afrontar la primera ola", identificar "materiales y productos sanitarios claves" y "las infraestructuras necesarias para producirlos". Todo ello porque, concluye, en una nueva alarma sanitaria "cualquier retraso en el ciclo de decisión implica daños irreversibles".

Un problema de seguridad nacional

Ganar autonomía de suministro respecto al exterior es la clave de la sugerencia, vistos los problemas que España ha pasado para conseguir respiradores, gel, batas y mascarillas en la pandemia.

El CCDC recuerda cómo "otras naciones de la UE que proporcionaban habitualmente material médico retuvieron el mismo cuando Italia más lo necesitaba. Esta ocasión la aprovecharon naciones como Rusia o China para aportar EPIs a Italia, ganando influencia y socavando la cohesión de la propia UE".

En parecido sentido se pronuncia este mes el coronel de Infantería especialista en logística Javier María Ruiz Arévalo. En el artículo 'Efectos del Coronavirus en el Orden Mundial', publicado por Ejército, revista oficial del Ejército de Tierra, considera: "El virus ha puesto de manifiesto nuestra dependencia de China como un problema de seguridad nacional".

A esa conclusión llega Ruiz Arévalo tras señalar "el riesgo que supone depender de un proveedor dominante o de suministros procedentes de localizaciones alejadas", y que China es "a veces, el único proveedor mundial de los componentes activos de algunos medicamentos vitales", por ejemplo la heparina.

El coronel recuerda que "los líderes políticos chinos adoptaron la decisión de prohibir la exportación de determinados productos farmacéuticos y materiales sanitarios necesarios para tratar o proteger a su propia población" poco antes de "la fase más aguda de la crisis". Por eso, la pandemia "ha dejado a muchos países, incluido EEUU y Europa, en una situación crítica por su dependencia de China".

Sin criticar la globalización, el autor aconseja introducir una lógica de logística militar para mantener stocks médicos estratégicos, en vez de la lógica mercantil que ha imperado y que busca reducir costes eliminado el almacenamiento de stocks.

Otros peligros

Estas opiniones se insertan en una etapa de extracción de conclusiones en la que varios jefes militares se han pronunciado este mes de mayo para su publicación por el Instituto de Estudios Estratégicos.

Uno de sus analistas civiles, el profesor de Economía de la Defensa Antonio Fonfría, escribía el pasado día 11 Seguridad Económica y Covid-19, estudio en el que defiende el valor de la empresa pública para la Defensa: "No es adecuado renunciar a las acciones de oro en determinadas compañías que puedan considerarse vitales, ya que deja a la sociedad con una debilidad en momentos puntuales, como el actual (). Así, el uso de las empresas de titularidad pública es totalmente racional".

Lo dice Fonfría cuando aboceta unos básicos planes de contingencia para España que "deberían tener un estricto control de las 'fake news', debido a sus efectos en el conjunto de la sociedad. En situaciones de crisis, los gobiernos han de ser particularmente duros en este sentido -al igual que se contrarrestaba la propaganda en conflictos bélicos para minar la moral del contrario-, y perseguir este tipo de acciones".

La Economía como parte de la Defensa

El día 13, el capitán de corbeta especialista en submarinos Federico Aznar Montesinos se pronunciaba en el mismo foro militar de reflexión advirtiendo del peligro de "la progresiva laminación de las clases medias favoreciendo una abrupta desigualdad. Las clases medias son factores estabilizadores y de anclaje de las democracias occidentales. Su debilitamiento acarrearía una pérdida de legitimidad del sistema (). De ello se derivaría la apertura de un ciclo revolucionario y de conflictividad a nivel global de efectos insondables".

Este capitán, especialista en submarinos, denuncia que nadie aún en el panorama internacional esté preparando "el postvirus". Y eso, pese al riesgo que el coronel de artillería José Pardo de Santayana ha señalado en otro análisis el mismo día 13 sobre la caída de los precios del petróleo a la que asistimos estando confinados. El "gran peligro" es una "espiral de violencia y conflictividad con efectos de contagio" en los países más sensibles a la "crisis de demanda" de hidrocarburos "en un contexto de sobreproducción".

Según el coronel, que es jefe de Investigación del Instituto de Estudios Estratégicos, "el sector no convencional ('fracking') norteamericano perderá parte de su pujanza y la producción tenderá a concentrarse en los países con menores costes de producción. Con ello Rusia, Arabia Saudí y los otros países de Oriente Medio pueden salir favorecidos a corto y medio plazo. La crisis de demanda también puede dar cierto poder a los países que son grandes mercados de dicha materia prima, como China".