La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha comunicado este lunes a las comunidades autónomas en una sesión extraordinaria del Consejo Interterritorial que España paraliza el proceso de vacunación con las dosis de AstraZeneca. El país se suma así a la veintena de estados europeos que ya han pausado de modo «cautelar» la administración de este fármaco por «precaución» ante la posibilidad de que pueda estar detrás de varios casos de trombosis graves. La paralización ha tenido efectos inmediatos y desde ayer ya no se inyectan pinchazos de esta farmacéutica.

En Aragón, el anuncio ha pillado en mitad del proceso de inmunización. Tanto que en algunos centros de salud han tenido que dejar en las salas de espera a personas sin vacunar pocos minutos antes de que fueran inoculadas. Aun así, fuentes del Departamento de Sanidad afirman que este mismo lunes se han inyectado unas 1.500 dosis del fármaco de AstraZeneca, que se suman a las casi 24.000 que se habían puesto hasta la fecha en la comunidad.

El fármaco se había utilizado entre el personal esencial de la comunidad, como la Policía Nacional, los fisioterapeutas, los ópticos o los profesores, siempre que tuvieran menos de 55 años. El lote en cuestión bajo sospecha es el ABV5300, que es precisamente de donde procedía la inyección que le pusieron a Cynthia M., una zaragozana que trabaja en un centro de fisioterapia. «Cuando empecé a escuchar noticias de que había países que estaban retirando esta vacuna miré de qué lote me la habían puesto a mí y a mis compañeros, y justo coincidía. Pero estoy tranquila. Tuve fiebre pero ninguno hemos tenido problemas graves. Además me quiero poner la segunda dosis, que me toca en mayo, porque creo que el beneficio es mayor que el perjuicio si no se demuestra nada raro», cuenta.

La duración de la suspensión de la vacunación con AstraZeneca está por determinar, pero podría alargarse hasta una o dos semanas, hasta que el comité de evaluación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) analice «los eventos trombóticos nuevos del fin de semana», que son las que han despertado todas las alertas y la reacción en cadena de los países.

Hasta el pasado viernes se habían detectado 30 casos de estos efectos adversos por las cinco millones de dosis administradas en Europa y en España tres por 800.000 dosis (ninguna en Aragón, según la DGA). La proporción no era alarmante, pero durante el fin de semana han aparecido casos de un tipo de trombosis cerebrales muy infrecuentes y graves tras la inoculación de la vacuna. «Son muy pocos pero muy significativos», según dijo ayer la ministra de Sanidad, Carolina Darias.

El primer indicio de que España también se apuntaría a la paralización lo había dado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una comparecencia conjunta con su homólogo francés, Emmanuel Macron. Después de que el dirigente francés anunciara que su país suspendía la vacunación con el fármaco anglo-sueco, Sánchez adelantó que la titular de Sanidad ofrecería explicaciones al respecto por la tarde lanzar un mensaje de la «garantía y seguridad» que pesan sobre el proceso de vacunación. Alemania, Francia e Italia anunciaron también este lunes que se unen a la lista de una veintena de países entre los que figuran Austria o Dinamarca que ya adoptaron la medida hace unos días ante los efectos adversos.

En Aragón, la Consejería de Sanidad siempre había defendido que harían aquello que marcara la Agencia Europea del Medicamento, puesto que «las comunidades autónomas no tienen competencia para vetar el uso de un producto». Sobre las segundas dosis, se esperará a tomar una decisión cuando se sepa lo que durará la paralización del proceso. Además, explican desde Sanidad, «la horquilla» para poner el segundo pinchazo es amplia en el caso de AstraZeneca, por lo que no habría que ponerlas de inmediato.