La duración de la pandemia, el tiempo que se tarde en encontrar una vacuna y la rapidez en retomar la normalidad serán las tres variables que definirán la profundidad de la recesión en Aragón en este 2020. La comunidad se asoma al precipicio sin saber todavía cuáles serán las consecuencias de la crisis del covid-19, pero todo apunta que el Producto Interior Bruto (PIB) podría desplomarse casi el 8% este año, en sintonía con los pronósticos realizados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para España. Además, Aragón cerrará el ejercicio con más de 100.000 parados, aunque la cifra podría acercarse al récord de desempleados que la Encuesta de Población Activa (EPA) situó en casi 145.000 durante el primer trimestre del 2013.

Por lo pronto, el mes de paralización que ha sufrido la economía aragonesa y las cinco semanas de confinamiento se han traducido en una caída del PIB regional del 3% y la pérdida de 27.000 puestos de trabajo, según las estimaciones realizadas por el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza Marcos Sanso.

COMPLEJA PREDICCIÓN

Hacer predicciones más allá resulta complicado, pero «cuanto más dure el confinamiento, mayor será la erosión a la que habrá que enfrentarse. Si al final se prolonga durante un mes y medio o dos meses, basta con multiplicar por 1,5 o por 2», apunta el experto universitario. Y eso, en el caso del empleo, puede provocar la pérdida de más de 50.000 puestos de trabajo.

Si bien el catedrático no descarta que el PIB aragonés pueda sufrir un descalabro superior al 8% -el año que más cayó la economía regional fue en el 2012 con un -4,4%-, esta cifra podría reducirse en función del escenario. «Si la situación sanitaria es la misma, la caída del 8% no solo es verosímil, sino que es posible que se supere. Si por el contrario el frente sanitario se resuelve de una manera más clara y la duración del confinamiento no supera el mes y medio, podría ser menor», aclara.

Los distintos organismos e instituciones consultados por este diario prefieren ser cautos sobre el impacto del covid-19 en la economía de Aragón. Uno de los pocos que se ha atrevido a realizar estimaciones es el centro de Predicción Económica (Ceprede), que sitúa el desplome del PIB de la comunidad «entre el 6% y el 7,6%», en función de si el confinamiento se mantiene dos meses o si se prolonga un mes más.

Aunque Ceprede es pesimista sobre los efectos de la pandemia en el empleo de Aragón, otras instituciones como la Cámara de Comercio de Zaragoza se muestran más optimistas. «Es de esperar que el impacto sea menor que en el conjunto de la economía española porque el peso del sector turístico es inferior a la media del país y porque contamos con un sector agroalimentario muy potente y que va a sufrir menos», señala el director de la Cámara de Comercio, José Miguel Sánchez. En este sentido, cree que la tasa de paro en Aragón será tres puntos inferior a la de España.

DAÑOS INEVITABLES

Desde Ibercaja señalan que las primeras estimaciones realizadas para la comunidad de Aragón «no quedan demasiado lejos del escenario negativo que maneja el FMI», si bien la entidad aragonesa es más optimista sobre la recuperación. Lo que parece inevitable es que la pandemia produzca «daños permanentes en el tejido productivo, aunque estos no serán tan severos como los vividos durante la gran recesión».

Las razones coinciden con las expuestas por Marcos Sanso, que subraya que la posición actual es «mucho más sólida que entonces y el problema no tan complejo de resolver al no provenir de la propia economía». En este sentido, expone que «en el 2008 había graves problemas de competitividad, productividad y desequilibrio exterior y la situación de sectores como el financiero y la construcción era crítica». Ibercaja añade algún factor más: «esta vez las empresas y los hogares presentan una buena situación financiera y disfrutan de las ganancias de competitividad obtenidas en los últimos años, lo que facilitará la recuperación de la actividad.

RECUPERACIÓN GRADUAL

Pero esa reactivación de la actividad irá por sectores. Algunos, especialmente expuestos a la actual coyuntura, se llevarán la peor parte. Se trata del comercio, la hostelería y el turismo. «Ahí es donde se debe centrar el esfuerzo colectivo, con un papel fundamental del sector público, pero también del sistema financiero, que va a ser parte de la solución», apuntan desde Ibercaja. Por el contrario, comunicaciones, comercio electrónico, servicios y productos sanitarios, informática, investigación, servicios técnicos o industria alimentaria han aumentado su demanda y actúan como contrapeso, pero «muy insuficiente para poder compensar todo lo demás», remarca Sanso.