La desescalada está siendo un 'café para todos', o eso parece. Ni todos los territorios españoles están dejando el confinamiento por la pandemia del coronavirus al mismo ritmo, ni se están aplicando los requisitos de igual manera en todas partes. Ni se están haciendo tampoco los deberes con igual devoción y entrega. Por mucho que, por ejemplo, Madrid se haya quejado ostensiblemente de no haber podido pasar a la fase 1 desde el primer momento, los informes técnicos en los que se basó el Ministerio de Sanidad para regular el proceso en España demuestran que las últimas autonomías en desconfinarse, la Comunidad de Madrid, Cataluña y Castilla y León, acumulaban una incidencia de casos muy superior a la media del resto de España. Casi del doble en el caso de las capitales española y catalana.

Los informes sobre los que ha pivotado el controvertido pase a la fase 1, hechos públicos con nocturnidad el lunes a última hora por el Gobierno de Pedro Sánchez, después de que algunas comunidades se los exigieran a voz en grito, constatan también deficiencias en el diagnóstico de los casos nuevos y el seguimiento de sus contactos, una insuficiente capacidad en los laboratorios o la falta de profesionales en las tres autonomías.

La Comunidad de Madrid presenta una incidencia acumulada en los 14 días anteriores a la publicación del último informe (el plazo de incubación de la enfermedad) de 35 casos diagnosticados por cada 100.000 habitantes y Castilla y León de 41, mientras la media española es de 20 nuevos positivos por 100.000 habitantes. En Cataluña, el informe diferencia entre la región sanitaria de Barcelona, donde se detectan 34,8 casos por el volumen de población mencionada, la región Metropolitana Sur, con 31 positivos, y la Metropolitana Norte, con 21 casos y por tanto cerca de la media española.

Pese a eso, la Generalitat prefirió ser prudente y no separar Barcelona de esta área. No obstante, el próximo lunes el Departamento de Salud quiere que las tres regiones sanitarias se unifiquen, para permitir la movilidad entre sus municipios.

CRITERIOS DIVERSOS

Los informes publicados por el Ministerio de Sanidad sobre las decisiones que permitieron o no el avance a la fase 1 dejan claro que la capacidad de llevar a cabo un diagnóstico precoz, así como la posibilidad de hacer PCR a todas las personas con síntomas entre 24 y 48 horas, es uno de los criterios clave a la hora de permitir la desescalada, pero no el único. Se ha tenido en cuenta también la citada incidencia en los últimos 14 días y desde el inicio de la pandemia, las camas disponibles en los hospitales para hacer frente a un rebrote o la movilidad en las regiones. Ninguno de los criterios tiene indicadores definidos y concluyentes, por lo que los informes son diferentes entre sí. Sanidad ya avisó de que el cambio de fase obedecería a requisitos cuantitavos y cualitavos, interrelacionados entre sí.

Pese a ello, sí que hay una constante: "Las recomendaciones". Sanidad permite o no el cambio de fase y siempre apostilla aspectos a mejorar. Así, en Cataluña considera que existe un alto nivel de integración entre las diferentes instituciones involucradas en la gestión de los casos, si bien pide mejorar la proporción de casos a los que se hace PCR, puesto que en atención primaria solo llega al 21% de las personas que presentan síntomas compatibles con el coronavirus, mientras en los hospitales es del 100%, el objetivo también en los CAP.

PCR A SOSPECHOSOS

En los centros de salud de la Comunidad de Madrid se hace la prueba diagnóstica a un porcentaje mucho mayor, del 43% de los sospechosos, si bien cuando solicitó por primera vez el avance solo se realizaban a un 32%, por lo que el Gobierno solicitó mejoras en el diagnóstico. Y, en su último informe, insiste en que aunque se ha incrementado el número de pruebas y el personal que realiza el seguimiento de los casos y sus contactos, conviene continuar con los esfuerzos realizados.

En cuanto a la Comunidad Valenciana, que también protestó porque Sanidad no autorizó el pase de varias de sus áreas sanitarias el 11 de mayo, el informe justifica la decisión en el bajo índice de pruebas PCR, solo a un 20% de los sospechosos, así como en problemas en el control de la movilidad. Este motivo y la elevada tasa de incidencia del virus fueron también las causas que provocaron que Málaga y Granada siguieran en la fase cero una semana más, por lo que no desescalaron al ritmo del resto de provincias andaluzas, como pedía su gobierno regional.