En medio de otra jornada de fuertes tensiones políticas y una mayor erosión del poder del ultraderechista Jair Bolsonaro, Brasil tuvo un record de muertes por coronavirus. Con los últimos 407 casos computados, el número de fallecidos como consecuencia de la pandemia asciende a 3735. Pero todos los medios de prensa dan como un hecho de que la cifra de decesos e infectados, hasta hora unos 50.000, es mucho mayor a la informada oficialmente. El oncólogo Nelson Teich asumió hace una semana como ministro de Salud. Aunque pidió al menos 15 días para conocer la situación al detalle ya tuvo que admitir que el horizonte sanitario se ennegrece. "Los próximos días aumentarán cada vez más", reconoció sobre la cantidad de muertes que espera.

El avance del covid-19 no es ajeno a la subestimación que hizo Bolsonaro sobre su verdadero alcance. El presidente habló de "una gripecita" y esa definición debió haber calado en un sector de la sociedad al punto de que, según una encuesta de la consultora Ipsos, Brasil es en la actualidad el segundo país entre 15 seleccionados donde se cree menos en la efectividad del aislamiento social como una forma de combatir la pandemia. Un 54% de los entrevistados se han mostrado reacios a aceptar los rigores de la cuarentena.

Disputas en el Gobierno

La crisis sanitaria, con las camas de las unidades de cuidados intensivos casi al límite en varias de las principales ciudades, encuentra a Bolsonaro sumido en un torbellino político ascendente. El ministro de Justicia y Seguridad, Sergio Moro, una de las estrellas del Gobierno, amenazó con dimitir. No solo disiente con la banalización que hizo el capitán retirado de la pandemia. Bolsonaro quiere remover a la cúpula de la Policía Federal (PF). Si el presidente avanza en esa dirección, Moro advirtió que abandonaría su cargo.

La incomodidad de Bolsonaro con el trabajo del PF ha aumentado debido a las investigaciones que realiza sobre la propagación de 'fake news' en las redes que atacan a opositores políticos y convocan a las manifestaciones en favor del cierre del Congreso y la intervención castrense. De acuerdo con el diario Correio Braziliense, las pericias han llegado hasta el clan familiar. Uno de los mentores de las noticias falsas y las llamadas "milicias digitales" es nada menos que el concejal de Río de Janeiro, Carlos Bolsonaro.

El mandatario no ha ocultado su simpatía con las manifestaciones golpistas al punto de participar el pasado domingo de la que se realizó en Brasilia frente a la sede del Ejército. Según Bruno Boghossian, columnista de Folha de Sao Paulo, los brasileños verán en breve al Bolsonaro "verdadero", con toda su marca autoritaria. El "original de la fábrica" se prepara para "asumir el cargo" y profundizar los enfrentamientos.

Pedido de juicio político

En este contexto, el ministro Celso de Mello, decano del Tribunal Federal Supremo (STF), le reclamó al presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia (DEM-RJ), información sobre una solicitud de juicio político contra el mandatario, presentada en marzo. Aquella demanda fue presentada por un grupo de abogados, quienes consideraron que el capitán retirado cometió "delitos de responsabilidad" al incentivar y participar de manifestaciones en medio de la cuarentena decretada por la mayoría de los estados.

A su vez, el Partido Democrático Laborista (PDT, centroizquierda) demandó ante la justicia la destitución de Bolsonaro por las mismas razones. "¿Es hora de preguntar a cada ciudadano de Brasil hasta cuándo soportaremos esta ignorancia? ¿Cuánto tiempo más podremos tolerar este odio y anarquía del presidente, quien, cada día, aumenta su poder tóxico para mover a los grupos a actitudes que rayan en la demencia colectiva?", se interrogó el PDT. Y recordó que, "mientras tanto, miles de brasileños mueren, día tras día, ante un estado vegetativo que no tiene capacidad para cuidarlos".