Después de semanas con medio planeta confinado, el fútbol europeo empieza a ver la luz con la vuelta a la competición de la Bundesliga, la primera gran liga que da el paso. Ha arrancado este sábado con cinco partidos a la vez, todos bajo el estricto protocolo que ha diseñado la liga alemana.

El nuevo sucedáneo de fútbol tiene celebraciones chocando los codos, controles de temperatura a la entrada, también que un entrenador causa baja por comprar una pasta de dientes o que cuando un jugador es cambiado, además del abrigo y la botella, recibe una mascarilla.

Derbi atípico

El derbi de la cuenca del Ruhr, entre Borussia Dortmund y Schalke 04, era el gran atractivo de la jornada y fue la mayor muestra de la desolación en las gradas. La anormalidad se palpaba desde antes del inicio, con innumerables filas de asientos vacíos a la vista de todos, como si las gradas estuvieran desnudas.

La actividad se circunscribía a unos operarios por detrás de las vallas publicitarias, los operarios de la televisión y unos banquillos atípicos, con los suplentes, todos con mascarilla, en asientos separados por más de un metro.

Desde que se apagó la música de la megafonía con el saque inicial se empezaron a escuchar los sonidos típicos de un partido a puerta cerrada: gritos, golpeos, órdenes y lamentos, más propios de un entrenamiento.

Distanciamiento irregular

El respeto estricto de las distancias de seguridad entre los jugadores se redujo a la entrada al campo, en dos turnos. Con el juego en marcha, las barreras en las faltas, los centros laterales o los saques de esquina eran una acumulación habitual de futbolistas hacinados en el área, con agarrones y luchas por la posición.

La televisión ofrecía una opción de audio falseado con el sonido ambiente de la época previa a la pandemia, sin elección planos más cerrados de lo habitual, en un intento de no dar mucho espacios a las gradas vacías, y rápidamente primeros planos, que cazaron algún salivazo al césped de los que están contraindicados.

El juego se resintió, más que en la ausencia de choques y agarrones, en falta de intensidad defensiva, más llegadas, alternativas e imprecisiones de las que se suelen ver al máximo nivel.

Primer gol de Haaland

Unas horas antes había vuelto la Segunda Bundesliga, con 13 goles en cuatro partidos y resultados poco esperados. Aun así, en la máxima categoría no hubo un gol en media hora, hasta que Haaland, no podía ser otro, adelantó al Dortmund ante el Schalke. No hubo abrazos, solo un tímido contoneo a una distancia prudencial, pero la trascendencia de goles en otros campos condujo a abrazos prohibidos.

El entrenador del Augsburgo, Heiko Herrlich no pudo estar con su equipo porque, en la previa, abandonó la concentración para comprar pasta de dientes y crema en un supermercado, ahora tiene que volver a realizar el protocolo de pruebas para minimizar el riesgo de un positivo en la liga.

La jornada terminó con goleada del Dortmund al Schalke (4-0) y el RB Leipzig se alejó de los primeros puestos tras empatar en casa ante el Friburgo (1-1). Para este domingo espera el partido del Bayern, el líder, que visita al Union Berlín en la capital alemana.