El 23 de marzo, mientras medio mundo se peleaba en el salvaje mercado chino para conseguir material sanitario, el gobierno de Finlandia abrió los almacenes secretos que creó y mantiene desde la Segunda Guerra Mundial y sacó de ellos suministros médicos y equipos de protección sanitaria para hacer frente a la ola más fuerte del coronavirus. Esa previsión le evitó muertes y sobreprecios y ahora la Comunidad Valenciana está dispuesta a copiarla.

"Una de las lecciones es que tenemos que estar logísticamente mejor preparados. Se pueden producir en el futuro otras pandemias y otras situaciones que hagan necesario tener un ‘stock’ permanente", advirtió este miércoles Ximo Puig.

El presidente valenciano admitió que el "tsunami" les superó y volvió a pedir disculpas a los sanitarios por no disponer "de todo el material necesario en los momentos iniciales". Para evitar que se repita confirmó la construcción (secreta o no) de "al menos tres centros, tres almacenes, uno por provincia y la voluntad es que incluso se pueda ‘comarcalizar’ aún más esos almacenes de urgencia para dar la respuesta más rápida y más eficiente posible".

En esa estrategia se enmarca también la decisión, cuando hubo que montar hospitales de emergencia, de apostar por unos modulares desmontables y reutilizables que cuando acabe la pandemia pasarán a la Agencia de Seguridad y Emergencias de la Generalitat.

La historia

Es el equivalente a la Agencia Nacional de Abastecimiento de Emergencia finlandesa (HVK por sus siglas originales) que se encarga de almacenar material que les ayude ante crisis sanitarias pero también climáticas, informáticas, económicas e incluso bélicas. Su historia les anima a ser precavidos.

La idea se puso en marcha en 1939. Tras dos guerras contra la Unión Soviética y una más para expulsar a los nazis que le habían ayudado en la segunda, quedó al oeste del Telón de Acero y sin poder dejar de mirar a su vecino soviético. Ni la caída de la URSS ni su propio ingreso en la UE les hizo bajar la guardia.

Se controla el buen estado de los productos y cada cinco o seis años se revisan las necesidades de almacenamiento, según explicaron desde la propia HVK a la BBC. Lo que no cambia es el secretismo.

"Nunca revelamos el número ni locación de las reservas. Tampoco revelamos quién las administra ni cuál es su contenido exacto", explicó Jyrki Hakola, miembro de la agencia al diario Helsingin Sanomat.

Reservas para seis meses

Si todo va bien, la Comunidad Valenciana ya tiene el material con el que llenar sus almacenes. Está en un centro logístico montado en Feria Valencia para gestionar todas sus compras en la llamada ‘Operación Ruta de la Seda’, que sigue abierta y que hace que tengan reservas para seis meses.

Ayudada en los momentos más complicados por el empresario chino afincado en Ontinyent (Valencia) Chen Wu Keping, la Generalitat fue de las primeras en establecer un canal comercial estable que le ha permitido adquirir cerca de 700 toneladas de material por el que hace dos semanas había pagado ya 81,8 millones de euros. La factura sigue abierta.

La otra estrategia para no volver a verse abocados a un mercado salvaje es potenciar una industria propia. "No desde una visión endogámica pero sí desde la visión de que hay que fortalecer el tejido productivo valenciano de estos productos de primera necesidad y esenciales. No podemos estar sometidos a situaciones de estrés en las compras como ha pasado", reiteró.