El millonario negocio del fútbol del siglo XXI retrocede a la prehistoria del mercado: el trueque. Y no se trata del voluntario homenaje de los clubs a una tradición ancestral, sino a la necesidad: no hay dinero. Como antes. Solo productos para intercambiar. Futbolistas.

Miralem Pjanic, el centrocampista bosnio de la Juventus, representa el ejemplo de los nuevos tiempos se desconoce su duración- provocados por la pandemia del coronavirus. Hasta el fútbol se tambalea. Incluso los grandes como el Barcelona, que arrastra una situación financiera débil desde antes de la propagación del covid-19.

Juve y Barça andan negociando desde hace días un intercambio que persigue el mismo objetivo: adquirir un futbolista interesante, un considerado refuerzo, a coste cero. O mínimo. Pjanic es lo que ofrece la Juve de acuerdo con el propio interesado- al Barcelona y sugiere un trueque con Arthur Melo. El problema empieza aquí.

Canje desigual

El Barça y Arthur consideran el canje desigual. El brasileño no desea cambiar Barcelona por Turín y el club entiende que sale perdiendo al ceder un futbolista de 23 años por uno de 30. Aunque mantenga en muy alta consideración al bosnio y se sienta algo decepcionado con Arthur por algunos deslices, como su participación en una fiesta de Neymar el año pasado (poco después se lesionó) y sus frecuentes percances musculares.

La Juventus ha colocado en el escaparate a Pjanic por varias razones: la edad (30 años), el coste (cobra 7,5 millones anuales, como Gonzalo Higuaín, y es la tercera ficha más alta después de los 31 de Cristiano Ronaldo y los 8 de Mathijs de Ligt) y la consideración de Maurizio Sarri, que parece preferir el dinamismo del uruguayo Rodrigo Betancur (22 años). La Juve calcula destinar el ahorro también va a desprenderse de Adrien Rabiot y Aaaron Ramsey- a la renovación de Paulo Dybala, el futuro jugador franquicia, y a un intento por repatriar a Paul Pogba desde Manchester.

La Juve ha elegido a Arthur porque compensa las carencias de Pjanic: es más joven (23), más barato (percibe alrededor de 4 millones) y generaría el fútbol de toque y combinativo que busca Sarri. El beneficio que obtendría el Barça con el intercambio puro se reduce a la presunta mayor fiabilidad del bosnio en la competición pura y dura. Un rédito demasiado escaso y que no compensa. La plantilla azulgrana ya tiene suficientes treintañeros y el límite salarial está desbordado.

Por eso el club azulgrana pactaría un intercambio de Pjanic con alguien de un perfil similar. Hay dos: Ivan Rakitic y Arturo Vidal. El croata tiene 32 años, su fichaje está amortizado (fue en el 2014 y costó 18 millones más 3 en variables) y guarda una promesa de aumento de contrato (acaba en el 2021) que el club va aplazando. Además del dinero, espera una explicación.

Me habría gustado, por supuesto, que el presi o Abidal o el que fuera dijera aquí no tenemos nada que hablar, confesó Rakitic a la cadena Cope, dolido, ante la ausencia de ningún desmentido del club sobre la voluntad de traspasarle. De cambiarle. Rakitic se resiste a marcharse y solo se inclinaría por volver al Sevilla.

Arturo Vidal (fichado en el 2018 por 19 millones más 3 en variables) también suma 32 años, un año más de contrato (2021) y conserva un gran cartel en Italia. Estuvo en la Juventus entre el 2011 y el 2015, pero es el Inter de Milán quien lo quiere. Antonio Conte fue su entrenador cuatro años en Turín y desea recuperarle a sus órdenes en San Siro.

Acuerdo con Pjanic

Los diarios italianos cuentan de la existencia de un acuerdo entre Pjanic y el Barça sobre sus futuras condiciones contractuales, por más que la semana pasada el futbolista se sentía encantado en Turín. No se sabe si estaría igual de encantado en Londres. La Juventus ha tanteado al Chelsea por el intercambio con Jorginho ante las reticencias azulgranas.

La Juve es una gran familia, un club de un nivel muy alto, explicó Pjanic en una charla de Instagram. Arthur también adelantó que no tenía otra prioridad en la vida que seguir en el Camp Nou cuando empezó a tener la mosca tras la oreja de que podía ser una moneda de cambio.

El tiempo de confinamiento ha dado tiempo para negociar fuera de los plazos establecidos. Unos plazos que reventarán el verano. Ante las dificultades del trueque directo Pjanic-Arthur, ambas partes ponen alternativas sobre la mesa. Otras opciones para desencallar la operación.

A la Juventus le gusta Nelson Semedo y al Barça no le disgusta Mattia de Sciglio. Dos defensas, uno por bando, para equilibrar el desajuste en las valoraciones de los futbolistas. Una estratagema para evitar que alguien tenga que rascarse el bolsillo.