El coronavirus ha dejado inactivos a un número creciente de trabajadores y empresas, pero se da la paradoja de que hay negocios donde la crisis ha hecho que se trabaje a destajo. Es el caso de las asesorías laborales, que están desbordadas ante la tormenta perfecta que se ha formado en torno a su actividad al tener que gestionar múltiples derivadas de las empresas por culpa de este crisis sanitaria. No dan a basta para satisfacer la carga administrativa que requieren sus clientes en este momento crítico, sobre todo debido a la avalancha de expediente regulación temporal de empleo (ERTE) que deben tramitar con urgencia algunas compañías para mantenerse a flote.

“La situación es de colapso absoluto en todos los despachos”, asegura Miguel Poveda, presidente de la Asociación Empresarial de Asesores Laborales de Aragón (AEAL), que agrupa a un centenar de firmas de la comunidad. “Todo el mundo quiere su ERTE rápido y los despachos solo tenemos dos manos”, apunta. A pesar de ello, aplaude la gestión que está llevando a cabo el Gobierno de Aragón en lo que se refiere a los expedientes de empleo y la resolución de las dudas que surgen ante esta situación sin precedentes. “La Dirección General de Trabajo está teniendo un comportamiento ejemplar”, afirma.

SIN APLAZAMIENTO DE IMPUESTOS

Este colectivo profesional no está tan conforme con otros organismos públicos como la Agencia Tributaria y la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS), que están teniendo “una falta de sensibilidad total” hacia las empresas y trabajadores en la crisis desatada. En este sentido, lamenta que Hacienda no haya aplazado las liquidaciones del primer trimestre (IRPF, IVA y retenciones de alquileres), que deben presentarse antes del 20 de abril (el 15 si se hace por vía telemática). La campaña de la Renta, que está a punto de comenzar (el 1 de abril), no preocupa tanto ya que el periodo para la presentación es de por sí amplio -se prolonga hasta el 30 de junio-.

En el caso de la TGSS, critica que no se haya ofrecido la posibilidad de flexibilidad el plazo para el abono mensual de las cotizaciones sociales —que vende el último día de cada mes— en el caso de las empresas que han tenido que paralizar su actividad por la pandemia y el estado de alarma decretado. “El problema fundamental está en la presentación de documentos. Si la empresa está cerrada cómo liquida impuestos, si además se recomienda no salir de casa”, reflexiona.

EL EJEMPLO DE ZARAGOZA CON EL IBI

"Somos conscientes de que sin recaudación no puede haber ayudas por ello las empresas no quieren dejar de pagar, simplemente piden un poco de flexibilidad y un alargamiento de plazos para poder cumplir con sus obligaciones", reivindica el presidente de AEAL. En este sentido, recuerda que el Ayuntamiento de Zaragoza, por ejemplo, ha pospuesto el plazo de IBI de este mes a julio "y no se acaba el mundo por ello”, apostilla.

Ante tal vorágine de trabajo, las asesorías sigue “abiertas y sin limite de horarios”. Eso sí, reciben a clientes y todas las gestiones se hace a través de internet.