La transmisión comunitaria del coronavirus ha llevado a Zaragoza al borde del confinamiento. El departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón decidió ayer por la tarde limitar la movilidad en la capital aragonesa y su área metropolitana para tratar de frenar la expansión del virus. Una decisión que, de momento, se queda en «recomendación» para los ciudadanos y se sostiene en la «responsabilidad individual» de cada uno. Pero, de no dar resultados, la recomendación podría convertirse en un confinamiento estricto. Ya lo avisó la consejera de Sanidad, Sira Repollés: ante una «situación dinámica», las respuestas también lo serán, y se adaptarán a la evolución de la pandemia. Pero los datos no son optimistas. «Vienen días complicados», dijo el director general de Salud Pública, Francisco Javier Falo. No se espera que los efectos de estas restricciones se reflejen en la curva de contagios hasta dentro de una semana.

La comunidad registró ayer 272 nuevos contagios --el triple que el martes-- y las autoridades sanitarias tienen la certeza de que hay transmisión comunitaria en la capital aragonesa. Y aunque el de Zaragoza no es un confinamiento estricto como el decretado en Lérida o L’Hospitalet, en Cataluña, busca «los mismos efectos». Si no se consiguen, Sanidad seguirá endureciendo las medidas. También ayer se decretó el retroceso a fase 2 «flexibilizada» de la ciudad de Barbastro, tras detectarse 21 casos en un día. Todo ello el mismo día en el que el Ejército de Tierra desplegó su ayuda para atajar el brote de Albalate de Cinca.

«Ahora somos capaces de controlar la mayoría de los casos, pero si no limitamos nuestros movimientos, se podría producir un incremento mucho más agudo de los casos y una diseminación, que no es lo deseable», subrayó Repollés. «Los datos no son buenos, pero no estamos en la situación de meses anteriores. La gran mayoría de contagiados son personas jóvenes y asintomáticas, tenemos un control epidemiológico sobre los contactos, no hay estrés en el sistema sanitario ni en las ucis ni en urgencias, aunque aquí sí hay un pequeño incremento», explicó la consejera de Sanidad.

Respecto a la situación epidemiológica, el director general de Salud Pública, Francisco Javier Falo, reconoció que «preocupa enormemente» la situación de Zaragoza y de la comarca Central. «Cada dos o tres días duplicamos casos; una tendencia que a corto plazo no va a cambiar», manifestó. Por eso, desde ya, se efectuarán controles informativos en las salidas de la ciudad para evitar desplazamientos «más allá de lo estrictamente necesario».

TRANSMISIÓN FAMILIAR

En la capital aragonesa se han detectado varios focos de contagio. «Hay mucha transmisión familiar, lo que permite identificar los contactos con facilidad, pero también un porcentaje importante de casos que proceden del ámbito del ocio y las relaciones personales», resumió el responsable de Salud Pública. Por eso el ocio es uno de los sectores a los que se mira con lupa. Especialmente, en los botellones.

De hecho, desde la pasada noche las patrullas de la Policía Nacional y Local controlan las zonas frecuentadas por jóvenes para el consumo de alcohol con el objetivo de disolver estas reuniones y velar por el cumplimiento de la normativa. El alcalde, Jorge Azcón, ya avisó de que los incumplimientos se atajarían con multas.

La recomendación de las restricciones de movimientos llegó en jueves, precisamente, para minimizar las escapadas de fin de semana. «Si la pregunta es si puedo ir a Tramacastilla desde Zaragoza, la respuesta es que, mejor, quédate en casa», zanjó la consejera. Y recordó que también deben limitarse los movimientos por las calles de la ciudad «a lo estrictamente necesario». E insistió: «controlar el virus es un problema de todos que solo superaremos juntos».

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