El retroceso de Zaragoza a la fase 2 «flexibilizada» vuelve a crear incógnitas en el sector servicios. El año pasado, el turismo concentró a más de un millón de turistas nacionales e internacionales, según el INE, y supuso unos ingresos de 666 millones. Ahora, estos datos resultan muy lejanos y son difíciles de alcanzar, aunque la plaza del Pilar continúa recibiendo a visitantes.

«Parece que la situación está bastante controlada y no hemos visto diferencias respecto a otras ciudades», comentaban Marta y Marcos, dos madrileños que tras pasar por Barcelona habían parado en la capital aragonesa para visitar la basílica, por donde también merodeaba una cordobesa que ha venido a ver a su hijo, que trabaja en el hospital Miguel Servet.

Este andaluz dice que la situación «es la misma en toda España» y asegura que «con la precaución de las mascarillas y el gel no hay riesgo de contagio». Aún así, antes de iniciar su viaje se aseguraron de que se pudiera viajar a comunidades autónomas en las que se está produciendo un incremento de casos.

No todos están tan seguros. Otros turistas que pasean por la plaza dudan de la seguridad. «Hemos decidido no comer por aquí por precaución», comenta una familia de Logroño. Otra, de Barcelona, afirmaba que haber visto a varias personas con la mascarilla mal puesta. «Nos llama la atención».

Hay visitantes internacionales que han elegido a Zaragoza como destino de vacaciones a pesar del riesgo de viajar durante una pandemia. «En toda Europa están volviendo a subir los casos», decían unos turistas ingleses, sorprendidos porque por la calle todos llevan la mascarilla. Claro, que no sabían que es obligatorio. Aunque, Alex MaCarry, decía que las quirúgicas no servían para nada.