En Alcañiz aún no tienen hospital nuevo, pero con el viejo les basta para acaparar los focos de la solidaridad. Y de paso, los intercambian con los guardias civiles de la casa cuartel, que para algo están frente por frente. Mutuamente, sanitarios y guardias se dan ánimos teniendo a su alrededor el popular coro formado por centenares de vecinos alcañizanos que se suman a los 'aplausos de las ocho' desde sus ventanas y balcones.

Pasan los días de confinamiento y la gente sigue fiel a la cita de cada día. En Aragón, como en el resto de España, no faltan los ejemplos que rinden tributo al concepto 'solidaridad'. La crisis pasará tarde o temprano y si algo dejará de bueno en su estela es tanta demostración de grandeza.