Jueves Santo es para muchos cofrades el día más grande de esta semana. No compite en importancia con el viernes y su Santo Entierro, pero en cuanto a ruido no hay color. Además, todo va en función del lugar, según y cuál, según y cómo. Qué decir del Bajo Aragón, que estallará en algunas localidades igualmente a pesar del confinamiento. Poco que ver con Zaragoza, donde prácticamente todas las hermandades pisan a una u otra hora las calles que siempre bullen en esta jornada, que hoy dejarán paso al silencio.

Cuentan en esta zona de Teruel que más de un balcón se ha derrumbado con la rompida de la hora, ese momento que estremece a cualquiera que pise alguno de los nueve pueblos que forman parte de la Ruta del Tambor y el Bombo (Albalate, Alcañiz, Alcorisa, Andorra, Calanda, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén). Desde ahí, desde los balcones, se quebrará el silencio hoy en diferentes versiones. Algunos lo harán incluso en 'streaming' para permitir que el sonido llegue de todo el mundo para todo el mundo.

Una frase de Luis Buñuel, el genial cineasta que mostró al mundo la magia de la Semana Santa aragonesa («Soy ateo, gracias a Dios») sirve para resumir los sentimientos que se entremezclan en el estallido de tambores y bombos. Parece que hay coincidencia en que la rompida, en sus diferentes versiones, tiene un origen religioso. Sin embargo, los motivos que reúnen a miles de personas cada Semana Santa en el Bajo Aragón histórico van más allá del cristianismo. Las plazas se llenan de devoción y fervor, por supuesto, pero también de tradición. ¿Desde cuándo? Nadie puede ponerle fecha al nacimiento de esta pasión. Unos hablan de más de un siglo; otros, de casi un milenio.

Ni siquiera Buñuel sabía desde cuándo se celebraba la rompida calandina de Viernes Santo, aunque intuía que se remontaba a finales del siglo XVIII en la plaza España que esta vez quedará vacía, sin ese «fenómeno asombroso, arrollador, cósmico, que roza el inconsciente colectivo, hace temblar el suelo bajo los pies».

Este año tendrá poco que ver, aunque en los nueve pueblos de la ruta se afanan por hacer ruido. «La idea de organizar la programación desde los balcones surgió a raíz de que los vecinos comenzaran a tocar el tambor y el bombo a las ocho de la tarde, aprovechando los aplausos a los sanitarios», explica el presidente de la Coordinadora de la Semana Santa de Calanda, Manuel Royo.

La Rompida de la Hora es una tradición que se extiende por toda la provincia de Teruel, con especial fervor en el Bajo Aragón histórico, donde nueve municipios se reúnen en torno a esta ruta declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad y Fiesta de Interés Turístico Internacional.

En Híjar han decidido que la Rompida de la Hora se transmita a través de internet y así podrán participar todos los vecinos de la localidad, independientemente de dónde les haya tocado vivir el estado de alarma. A las doce de la noche de este jueves los tambores y bombos romperán el silencio, continuarán la tradición.

También el Ayuntamiento de Alcañiz ha reunido los actos de las diferentes cofradías para desarrollarlos desde casa y ha instado a los vecinos a compartir sus vídeos, que formarán parte de una exposición cuando termine el estado de alarma.

Igualmente, en Samper de Calanda han invitado a los vecinos a romper la hora desde los balcones, así como a grabarse tocando el tambor o el bombo en terrazas o ventanas para confeccionar después un vídeo que quedará para el recuerdo. Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Andorra, La Puebla de Híjar y Urrea de Gaén también han apostado por no romper la tradición, aunque en esta ocasión tendrá que ser desde casa. Ruido habrá, eso seguro, pero para el estruendo habrá que esperar hasta el 1 de abril del 2021.

La Semana del 2021 será "la mejor de la historia", dice Azcón

Jorge Azcón dejó ayer unas palabras para los cofrades zaragozanos que vino a resumir como un «mensaje de esperanza» para el próximo año. «Estos días no podremos escuchar el sonido de los tambores y los bombos por nuestra ciudad. Lo que habrá será un profundo silencio, pero eso no quiere decir que no lo vayamos a echar de menos. La Semana Santa en nuestra ciudad es tradición, devoción y fe. Comparto vuestra pena (la de los cofrades), pero quiero mandar un mensaje de esperanza: tenemos todo un año por delante para hacer de la Semana Santa del 2021 la mejor de todos los tiempos», dijo el alcalde.

El Jueves Santo será bien distinto en Zaragoza, donde romperá el silencio. No estarán la Crucifixión o la Verónica, las más madrugadoras, ni la Piedad, que estira la noche hasta rayar el alba. Ni la Eucaristía, el Cristo Despojado, la Oración en el Huerto, el Silencio, el Prendimiento, la Resurrección, el Descendimiento, la Coronación, la Columna o el Calvario.

En Zaragoza hay aproximadamente 16.000 cofrades y muchos de ellos tocan algún instrumento. «Me acuerdo de todos aquellos que han estado sacrificándose en sus cofradías para que sus procesiones fueran realidad y no lo van a ser».