El estado de alarma decretado por la crisis del coronavirus está generando un gran desconcierto en todo el país y en gran parte de los sectores. Así, por ejemplo, algunos ciudadanos han llegado a presentar denuncias ante sus respectivos consistorios al ver que la actividad en las obras de edificación se mantenían. En Zaragoza aún no se ha llegado a este punto, pero la patronal y los sindicatos reconocen que las dudas son recurrentes en algunos aspectos. Lo que está claro es que el decreto sobre el estado de alarma no prohíbe los trabajos de construcción en edificios privados, como se puede comprobar estos días en la capital aragonesa, donde «la gran mayoría» de las promociones, según la patronal, siguen en marcha.

Tanto la Federación de Empresarios de la Construcción de Zaragoza (Fecza) como los sindicatos apuestan por que siga siendo así, siempre que se cumpla con el protocolo sanitario previsto por el Gobierno. «Si se cumple la normativa el sector no tendría por qué parar, el país tendrá que seguir saliendo adelante», indica el secretario de construcción de UGT Aragón, Manolo Grande. En este mismo sentido se manifiesta el presidente de Fecza, Juan Carlos Bandrés, que recuerda que muchos gremios dependen de la edificación. «Los ingresos de muchos autónomos y trabajadores están en juego, así que lo lógico sería que siguiéramos trabajando», apunta Bandrés, que indica que en Zaragoza hay unas 25 promociones en marcha y unos 900 empleados trabajando en ellas.

La clave, sin duda, reside en cumplir el protocolo sanitario. Según Bandrés, los vestuarios y los comedores comunes se han cerrado y en los aseos se mantiene la distancia de seguridad. «Si trabajan a más de un metro los albañiles no tienen que llevar mascarilla», apunta Grande. La patronal y los sindicatos están yendo de la mano en esta crisis y acaban de acordar, por ejemplo, que se instaure la jornada continua en las obras de la provincia para evitar desplazamientos. De esta forma, también se busca paliar la «carencia de servicios» que deben afrontar los trabajadores del sector. «Hay algunos que no tienen ni dónde comer», señala Grande.

Los efectos a medio plazo

A pesar de que el decreto lo deja claro, hay una cierta sensación de desconcierto en el sector. Tanta que incluso la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE) solicitó hace unos días al Gobierno que aclarara la situación de la edificación después de que en varias ciudades la policía paralizara algunas obras. Según ha podido saber este diario, esto también ha sucedido en Zaragoza pero no en obras de edificios, sino en reformas de portales donde había tres albañiles trabajando a poca distancia.

La patronal, que reconoce que no ha hablado con el ayuntamiento sobre todos estos temas, teme por otra parte que la crisis del coronavirus acabe repercutiendo a las ventas de pisos de obra nueva ahora que se estaban recuperando un poco. «Dependiendo de cuánto se alargue esto el golpe será más o menos fuerte», indica Bandrés, que apunta que la parálisis administrativa actual también podría retrasar algunos proyectos.