La pandemia de coronavirus comportará muchos cambios en nuestra sociedad y uno de ellos será la manera en que la ciudadanía interactúa entre sí. Al menos, a corto y medio plazo. El Ministerio de Sanidad no descarta aconsejar el uso generalizado de mascarillas en la población. "Probablemente esta es una de las medidas que vamos a recomendar, pero no quiero anticipar nada hasta que lo tengamos decidido y lo podamos comunicar", respondió ayer el ministro de Sanidad, Salvador Illa, cuando los periodistas le preguntaron si el Ejecutivo iba a hacer esta sugerencia.

La Organización Mundial de la Saud (OMS), que hasta ahora se mostraba escéptica al respecto, se mostró ayer favorable a la utilización de mascarillas (aunque sean caseras) en personas asintomáticas. "Usar las máscaras para protegernos no es una mala idea", dijo el director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, Michael Ryan. Algunos países, como Israel, República Checa y Eslovaquia han hecho obligatorio su uso. En China, se recomienda usar mascarilla al salir de casa y EEUU se lo está planteando.

En la misma línea que Illa, aunque no de manera tan clara, se había posicionado horas antes el director del centro de coordinación de alertas y emergencias sanitarias, Fernando Simón, quien sugirió que una de las alternativas para seguir a partir de ahora podría ser "reducir" la forma en que la gente interactúa entre sí para evitar la transmisión del virus. Esta última opción implicaría, en su opinión, "aprender" de sociedades orientales como la japonesa, cuyo gobierno, ante brotes de gripe, pide a los enfermos que usen mascarilla, y por tanto acostumbrarse a usar "equipos de protección personal en la medida en que estén disponibles en grandes cantidades".

"Tenemos que aprender a reducir los contactos de riesgo y, si se considera necesario evitar cualquier tipo de contacto porque los mecanismos para reducir el riesgo no son suficientes, entendemos que habrá que continuar con algunas de estas medidas durante algunas semanas más", zanjó Simón.

Sin evidencias científicas

"Esta no es una decisión científica, sino política, dependiendo de los objetivos que se tienen", explica a Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), entidad que, matiza, "no tiene una postura oficial al respecto" sobre la utilización de mascarillas. "De momento, se aboga por su uso en todos los profesionales de hospitales, pero quizás en algún momento sea necesario utilizarlas fuera, no tanto para no contagiarse uno mismo, sino para no contagiar a los demás", señala Hernández. Si bien no hay evidencias científicas de que las mascarillas protejan de los virus a quienes las llevan, sí se sabe que evita que las personas, en caso de estar infectadas, se los transmitan a los demás.

"Podría recomendarse en personas asintomáticas, que facilitan mucho la transmisión. Y, si en algún momento hay disponibilidad absoluta de estas máscaras, será una medida para tener en cuenta", dice el portavoz de Sespas. "Para facilitar la vuelta a la normalidad [el desconfinamiento, en el que ya trabaja el Gobierno], sería bueno que se usaran", opina.

Y ¿cómo será esa vuelta a a normalidad? "Gradual. Imagino que habrá que mantener un tipo de distancia, que se establecerán horarios para que los niños o personas con movilidad reducida puedan salir a la calle. Pero necesitamos información estratégica que aún no tenemos [como conocer el número real de personas contagiadas, que son muchas más de las 117.710 registradas por Sanidad a día de ayer]. Si los niños y adolescentes se han infectado mucho, es más fácil volver a abrir los centros, porque estarán inmunizados. Esperamos que esta inmunidad dure tiempo", añade Hernández.